Tus padres te dijeron que fueras amable con la gente. ¿Sabes qué? Ellos tenían razón y aquí está la prueba.
Hacer el bien no solo beneficia a otras personas, sino que nos ayuda a nosotros también.
Los estudios realizados demuestran que ayudar a los demás aumenta los niveles de serotonina, un neurotransmisor que nos hace sentir satisfechos. Otra de las ventajas de sentirse recompensado por hacer el bien es que reduce nuestros niveles de estrés. ¿A quién no le vendría bien esto ahora?
Ante la pandemia de COVID-19, personas de todo el mundo se sienten preocupadas por su salud, sus familias, sus empleos y su futuro.
“Cuando todos nos sentimos peor de lo que estamos acostumbrados a sentirnos, incluso con algunos niveles de depresión situacional, todos necesitamos un estímulo", dice la psicóloga Mary Berge, socia del Club Rotario de Johnstown, Pensilvania (EE.UU.), quien ha dirigido debates en muchos clubes rotarios sobre cómo hacer frente a la pandemia.
“Muchos estudios indican que cuando ayudamos a los demás, o cuando hacemos algo por alguien, se activan los centros de recompensa en nuestros cerebros y los niveles de estrés disminuyen a medida que se libera cortisol”.
Al hacer el bien nos sentimos bien
En un estudio realizado en 2016, los investigadores preguntaron a los participantes sobre escenarios en los que prestaban o recibían apoyo. El estudio, publicado en Psychosomatic Medicine: Journal of Biobehavioral Medicine, encontró que las pruebas de resonancia magnética mostraban que solo los casos en los que los participantes prestaban apoyo se correlacionaban con la reducción del estrés y el aumento de la actividad en los centros de recompensa del cerebro. Esto sugiere que, en última instancia, brindar apoyo proporciona mayores beneficios mentales que recibirlo.
Observando la relativa falta de tales estudios fuera de los EE.UU., Investigadores de la Universidad Metropolitana de Oslo en Noruega y de la Universidad Técnica de Dortmund en Alemania exploraron la relación entre el voluntariado y el bienestar en doce países europeos. Su análisis realizado en 2018 encontró que las personas que son o han sido voluntarias reportan un mayor bienestar que las personas que no lo han sido.
Además, en un estudio canadiense publicado en 2013 por la Biblioteca Nacional de Medicina, los investigadores observaron el efecto sobre la salud cardiovascular de los adolescentes que realizan trabajo voluntario. El estudio confirmó que al ayudar a otras personas, los voluntarios redujeron tanto su índice de masa corporal como otros factores de riesgo cardiovascular.
Cómo hacer frente a la pandemia
Berge, líder de capacitación de Rotary, vio aumentar la ansiedad entre sus pacientes debido a la pandemia y desarrolló la presentación Staying Sane During COVID-19 (Cómo mantenerse cuerdo durante la COVID-19), la cual ha presentado por videoconferencia más de 70 veces, la mayoría en eventos relacionados con Rotary.
"Los rotarios en particular tienen una gran necesidad de mostrar compasión", explica Berge. "En mis reuniones de Zoom, escucho a la gente decir: '¿Qué podemos hacer para ayudar?' Ellos están desesperados por volver a sentirse bien. Creo que ven que al hacer estas cosas, alivian su estrés, tristeza, ansiedad e irritabilidad".
La rotaria Jenny Stotts, trabajadora social, defensora de los niños y especialista en traumas, ha escrito (en inglés) sobre cómo podemos aumentar nuestra resistencia, adaptarnos a la adversidad durante la pandemia y salir fortalecidos.
Los rotarios en particular tienen una gran necesidad de mostrar compasión. Ellos están desesperados por volver a sentirse bien.
— Mary Berge, psicóloga
"Cuando expresamos gratitud de manera significativa e intencional o cuando participamos en actos de bondad planificados, experimentamos los beneficios de la serotonina y la dopamina, que son dos neurotransmisores responsables de que sintamos placer o alegría", dice Stotts, socia del Club Rotario de Athens Sunrise, Ohio (EE.UU.) "Con esta actividad no solo beneficiamos a los demás, sino que también recargamos nuestras baterías".
Stotts señala que cuando hacemos actos de bien repetidamente, algo interesante sucede en nuestro cerebro. "Si practicamos diariamente la bondad y gratitud, lo que hacemos esencialmente es labrar caminos dentro de nuestro cerebro que nos hacen más saludables y un poco más estables emocionalmente".
Es por todo esto que Stotts le dice a su personal y a sus clientes "Ustedes se deben a sí mismos ser lo más amables que sea posible".
Los socios de Rotary pueden no darse cuenta del importante papel que pueden desempeñar en el cambio de la forma de pensar de la gente, dice Stotts.
"Cuando nosotros, como líderes de nuestra comunidad, adoptamos esta forma de pensar -un nivel intencional de gratitud y amabilidad- podemos dar un muy buen ejemplo", explica. "Creo que es una fuerza calmante y estabilizadora. Podemos establecer ese tono para todo nuestro club y para nuestras comunidades".
Muchos clubes rotarios, Rotaract e Interact están marcando la pauta y encontrando formas creativas de ser amables con sus vecinos. Aquí se muestran algunas de ellas:
El Club Rotario de Saint-Denis , y el Club Inner Wheel de Saint-Denis Vanille (Reunión-Francia), compraron computadoras y tabletas con enrutadores inalámbricos para regalarlas a un hogar de ancianos local, a fin de que los residentes pudieran comunicarse con sus familias mientras el hogar permanecía cerrado a los visitantes debido a la pandemia.
Los clubes rotarios de Almere y Almere Weerwater (Países Bajos), adquirieron 2600 ramos de tulipanes para entregarlos a trabajadores de la salud en 77 centros de Almere.
El Club Rotario de Bensheim-Heppenheim (Alemania), proporcionó un concierto musical virtual de dos horas para los residentes y cuidadores de hogares de ancianos. Bruno Weis, socio del club, y dos colegas actuaron en el exterior de las instalaciones mientras los residentes observaban desde los balcones seguros o los bancos del parque cercano.
El Club Interact de Kayhi, Alaska (EE.UU.), organizó un baile de graduación virtual para más de 500 estudiantes con la ayuda de una emisora de radio administrada por un socio de Rotary. El club pagó una banda y realizó diversos concursos con premios donados por los negocios locales.
El Club Rotario de Downtown Los Angeles, California (EE.UU.), construyó y aprovisionó una docena de estanterías públicas en toda la ciudad para que niños y adultos tuvieran mejor acceso a los libros. La gente los usa tanto para donar como para tomar prestados libros. Estas pequeñas bibliotecas llegan a zonas con escaso acceso a los libros, especialmente cuando las bibliotecas públicas están cerradas.
El Club Rotario de Molina de Segura, Murcia (España), celebra un concurso anual de arte para niños, amplió el rango de edad para permitir la participación de niños de 3 a 18 años e invitó a los estudiantes de todo el país a presentar obras que expresaran por qué es importante permanecer en casa durante la pandemia. El objetivo del club era ofrecer a los estudiantes algo que hacer mientras mantenían el distanciamiento social y permitirles expresar sus sentimientos sobre la pandemia.
Kenia (África), cuenta con una próspera industria floral, pero durante el periodo de confinamiento, muchos exportadores de flores a gran escala y cultivadores a pequeña escala no pudieron vender sus flores. Los socios rotarios del Distrito 9212 se asociaron con otras organizaciones para comprar y distribuir flores en cinco hospitales diferentes. Su objetivo era mostrar su aprecio por los trabajadores de la salud, pero también apoyar a los cultivadores y hacerles saber que son una parte valiosa de la comunidad.