Socios de Rotary lideran una iniciativa para transformar la atención al parto en Mongolia
Julie Dockrill, galardonada con el premio Gente de Acción de Rotary: Campeones de la Salud, dirigió un equipo de parteras para capacitar a profesionales de la salud como parte de un programa integral de bienestar que está salvando vidas de madres y bebés
Cuando el Club Rotario de Waimate (Nueva Zelanda) se puso en contacto con Julie Dockrill para capacitar a los trabajadores médicos de Mongolia sobre prácticas de parto más seguras, ella no estaba segura de la diferencia que podría marcar, a pesar de sus 20 años de experiencia como partera y educadora en materia de partos.
En aquel momento, Dockrill no estaba muy familiarizada con la labor de Rotary, ni conocía la elevada tasa de mortalidad infantil de Mongolia, país asiático situado entre Rusia y China. Pero aceptó participar si eso significaba salvar la vida de un solo niño.
Ocho años después, el éxito del proyecto ha superado sus expectativas. Dockrill, ahora socia del Club Rotario de Timaru, dice que nunca imaginó que la labor que comenzó en 2013 llevaría a la adopción de un marco de atención sanitaria a nivel nacional que ha contribuido al descenso constante de las tasas de mortalidad materna e infantil en Mongolia.
El proyecto, coordinado por Gary Dennison, socio del club de Waimate, se concibió originalmente como una iniciativa para suministrar agua salubre a una zona remota de Mongolia. Sin embargo, los planes cambiaron cuando una evaluación de las necesidades de la comunidad determinó que un pozo de agua era inviable debido a la naturaleza del terreno.
Dennison exploró alternativas. A través de los contactos de Rotary en Mongolia, supo que se necesitaban servicios de salud materno-infantil y prácticas de parto actualizadas y más seguras. Así que su club y el Club Rotario de Ulán Bator (Mongolia) idearon un nuevo plan: un proyecto de cuatro fases en el que un equipo de capacitación profesional ofrecería formación sobre partos al personal sanitario.
A Dockrill, que se incorporó al proyecto recomendada por un colega, se le encomendó la tarea de dirigir un equipo de cinco personas formado por parteras de Australia, Mongolia y Nueva Zelanda, y de elaborar materiales de formación para más de 100 estudiantes universitarios, parteras, enfermeras y otros profesionales de la salud de Mongolia.
Las tasas de mortalidad materna e infantil en Mongolia estaban disminuyendo, pero las madres y los bebés seguían muriendo a un ritmo alarmante. En 2011, el gobierno se comprometió a reducir la tasa de mortalidad infantil a 15 de cada 1000 nacidos vivos, lo que supondría una drástica reducción respecto a su tasa de 2009 de casi 27 muertes por cada 1000 nacidos vivos. En comparación, la tasa de mortalidad infantil en Nueva Zelanda ese mismo año fue de sólo cinco muertes por cada 1000 nacidos vivos.
Las causas de las muertes eran a menudo la asfixia, las dificultades respiratorias y los defectos congénitos, pero Dockrill afirma que el problema se debía realmente a la mala atención prenatal.
"Antes de que se incorporara el curso de educación sobre el parto, las mujeres embarazadas solo realizaban visitas estándar a hospitales y clínicas", dice Dockrill. "La atención se centraba únicamente en el bienestar físico de la madre. La información que recibían las madres era muy básica".
Dockrill se centró en temas que no se abordaban con las futuras madres, como el tabaquismo, la violencia doméstica, la nutrición, el ejercicio, la lactancia y la anticoncepción, todos ellos elementos de gran importancia para mantener la salud de las madres. Y cuando las madres están sanas, sus hijos tienen más probabilidades de estarlo. Según Dockrill, la salud y la supervivencia de una madre afectan directamente a la probabilidad de que su hijo llegue a los dos años.
Resulta abrumador saber que puedes haber desempeñado un pequeño papel en la salvación de la vida de cientos de madres y bebés.
Julie Dockrill
Socia del Club Rotario de Timaru (Nueva Zelanda)
Así, Dockrill y su equipo esperaban ayudar a los profesionales de la salud a adoptar "un enfoque integral, no sólo físico", para conseguir que la gente acudiera antes a la consulta para informar sobre sus problemas de salud. Y añade: "Si un niño o una madre se salvaba gracias a lo que decíamos, lo consideraría un éxito".
Los participantes, que llegaron con libretas y bolígrafos esperando un curso clásico compuesto por una serie de conferencias, recibieron copias del manual de formación de Dockrill traducido al mongol y participaron en actividades interactivas con muñecos de plástico con forma de bebé y modelos anatómicos adecuados.
Uno de los ejercicios, en el que Dockrill hablaba de una técnica que ralentiza el proceso de parto, suscitó muchas preguntas. El intérprete explicó que la práctica habitual en Mongolia es que el parto sea lo más rápido posible, lo que puede suponer métodos peligrosos para acelerar la llegada del bebé. "Explicar que está bien que la madre descanse, y que la paciencia en el parto es positiva y saludable, fue algo nuevo", dice Dockrill. Los estudiantes se mostraron abiertos a nuevas ideas y entusiastas, dice. "Tuvimos una experiencia increíble. Nos divertimos, nos reímos y establecimos vínculos".
El curso culminó con una evaluación de los conocimientos de los participantes y una ceremonia en la que se les entregaron certificados avalados por el Ministerio de Salud local. "Fue un momento de empoderamiento para muchos de los participantes", explica Dockrill.
Inspirada por el impacto del proyecto y la magnitud de la labor de Rotary en materia de salud materno-infantil, Dockrill se afilió a su club rotario local poco después de regresar a casa.
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295000.00
Mujeres murieron en todo el mundo en 2017 por causas relacionadas con el embarazo y el parto; la mayoría de estas muertes eran evitables
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20.00 %
Disminución de los servicios sanitarios y sociales para mujeres y niños debido a la COVID-19
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80.00 millones
de niños menores de un año en todo el mundo que se quedarán sin vacunas a causa de la pandemia
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3.00 veces más
Probabilidad de que las mujeres embarazadas den a luz antes de tiempo con COVID-19 en comparación con las que no padecen la enfermedad
En 2015, durante la segunda fase del proyecto, Amarjargal Luvsandagva, partera de un hospital de Ulán Bator, visitó Nueva Zelanda durante un mes para observar las prácticas de atención sanitaria pre y postnatal. Luvsandagva siguió a Dockrill mientras esta llevaba a cabo sus actividades habituales en hospitales y clínicas. Desde entonces, Luvsandagva ha participado en capacitaciones y seminarios en todo el mundo y comparte sus conocimientos con sus colegas en Mongolia.
En 2016, durante la tercera fase, cuando el equipo de capacitación regresó a Mongolia con material actualizado, el alcance del proyecto se hizo evidente. Al llegar, Dockrill supo de que al menos media docena de cadenas de televisión mongolas dedicaron cobertura a su viaje.
Dockrill atribuye la atención de los medios de comunicación a la colaboración del club de Ulán Bator y otros clubes de Mongolia, y cree que el proyecto no podría haber tenido éxito sin los socios mongoles que organizaron el transporte y los intérpretes, y abogaron por el plan de estudios ante las autoridades gubernamentales.
"Sus contactos en todo el país son la razón por la que el proyecto superó las expectativas", afirma Dockrill.
En esta tercera fase, el equipo capacitó a más de 300 trabajadores sanitarios entre los que se encontraban obstetras y otros médicos mediante un curso ampliado de educación sobre el parto de tres días de duración y un taller de un día sobre técnicas de emergencia. Los participantes discutieron sobre cómo incorporarían lo aprendido a su práctica, lo que Dockrill califica de "importantísimo para la sostenibilidad del proyecto".
Dockrill y su equipo también pudieron llevar a Mongolia equipos como monitores fetales, escáneres Doppler manuales, bombas de jeringa, bombas de inducción y mucho más, y proporcionar capacitación básica a las personas que los utilizan.
Durante la cuarta fase, en 2018, los viajes de seguimiento llevaron el programa a zonas rurales y de difícil acceso, con lo que la capacitación llegó a un número aún mayor de trabajadores sanitarios.
El manual de capacitación actualizado consta de 100 páginas, está avalado por el Ministerio de Salud de Mongolia y ha sido adoptado en todo el país como plan de estudios estándar para la atención materno-infantil. El manual cubre temas como las inmunizaciones, la lactancia materna, el alivio del dolor, la dieta, el ejercicio y cuándo llamar al médico. El ministerio también ha hecho que la educación sobre el parto sea obligatoria para las futuras madres, que deben asistir al menos a tres clases para tener derecho a un nuevo programa de pagos del gobierno. En 2019, el manual fue incluso traducido y adoptado para su uso por el gobierno de Nepal.
El éxito del proyecto contribuyó a que el gobierno de Mongolia superara su objetivo establecido en 2011 de reducir la tasa de mortalidad infantil a 15 de cada 1000 nacidos vivos. Los últimos datos de 2019 sitúan la tasa en 13,4, y se espera que siga bajando.
El 7 de abril, Día Mundial de la Salud, Rotary distinguió a Dockrill con uno de sus premios Gente de Acción: Campeones de la Salud, galardón que rinde homenaje a quienes tratan de mejorar los resultados sanitarios en su país y en todo el mundo. "Nunca soñé con esto", dice Dockrill, quien también atribuye el éxito del proyecto a sus colegas del equipo de formación profesional y a los clubes rotarios patrocinadores. "Resulta abrumador saber que puedes haber desempeñado un pequeño papel en la salvación de la vida de cientos de madres y bebés".