Gracias al hermanamiento de dos ciudades, rotarios salvan recién nacidos en Brasil
Una madre advierte con preocupación que está a punto de dar a luz con tres meses de antelación. El hospital más cercano está a 48 Km de distancia y aunque ella consigue llegar a tiempo, al nacer, el bebé apenas pesa 900 gramos.
Además, se presenta otro problema. La unidad de cuidados intensivos neonatales solo cuenta con siete incubadoras y todas están ocupadas de modo que el bebé debe ser transferido a otro hospital para recibir la atención que necesita. Para complicar aún más las cosas, si el bebé sobrevive al traslado, sus padres deberán encontrar el modo de viajar al hospital para visitarlo durante varios meses.
Muchas madres se enfrentaban a esta situación en el Hospital Regional Dr. Leopoldo Bevilacqua, en el Valle de Ribeira (Brasil). La falta de equipamiento en este hospital estatal significaba que alguno de los pacientes más vulnerables debían ser trasladados a otros hospitales, factor que contribuía a la alta tasa de mortalidad infantil del estado de São Paulo.
“Aquí coexisten dos realidades: hay personas que pueden pagar un hospital privado y personas que no”, comenta Lina Shimizu, quién lideró el proyecto en el Club Rotario de Registro-Ouro (Brasil). Las que no pueden, con frecuencia deben recorrer largas distancias para llegar a un hospital estatal como el Dr. Leopoldo Bevilacqua, el cual atiende a los habitantes de 24 localidades.
El Club Rotario de Registro-Ouro y el Club Rotario de Registro colaboraron en Subvención Global de La Fundación Rotaria con dos clubes de Nakatsugawa (Japón). Los rotarios brasileños recaudaron US$ 172.500 para adquirir equipos, incluidas cinco incubadoras, para la unidad de cuidados intensivos neonatales del hospital (UCIN). Como resultado, se logró casi duplicar la capacidad de atención neonatal del hospital. En 2013, 129 bebés fueron admitidos en la UCIN, pero desde la conclusión del proyecto, el hospital atiende a más de 220 bebés al año.
Entre el equipamiento donado al hospital se encuentran cinco respiradores, un medidor de bilirubina, tres cunas con calefacción, cinco monitores de signos vitales y una unidad de luminoterapia LED para tratar a bebés con ictericia. La subvención también cubrió el costo de una campaña publicitaria para informar a los residentes locales sobre los talleres de atención prenatal a cargo de trabajadores sanitarios. El objetivo de la campaña fue llegar a madres situadas en áreas remotas que quizá no estuvieran informadas sobre los servicios a su disposición o sobre la importancia de la atención prenatal y la lactancia materna.
Esta Subvención Global marcó un punto de inflexión para los rotarios de Nakatsugawa, quienes habían dejado de contribuir a proyectos internacionales tras su experiencia negatiiva con otra subvención. La diferencia fue que esta vez ya existía una relación entre las ciudades de Registro y Nakatsugawa, quienes se hermanaron en 1980.
Los rotarios de ambas ciudades se reúnen periódicamente alternando visitas a Japón y Brasil. Debido a esta estrecha relación, los rotarios japoneses se sintieron confiados a la hora de ofrecer su contribución financiera. Además, Shimizu es de origen japonés y habla este idioma lo que facilitó enormemente la comunicación entre los rotarios de ambos países.
A la conclusión del proyecto, un grupo de rotarios japoneses visitaron la UCIN. “Tras 37 años, hemos forjado una profunda relación de amistad entre los rotarios de ambos países”, comentó Mitsuo Hara, socio del Club Rotario de Nakatsugawa.
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