Durante la pandemia, los socios descubren formas de conectar, sobrellevar y cuidar de ellos y de las personas a las que sirven.
El distanciamiento social, las autocuarentenas y los encierros, todos ellos necesarios para reducir la propagación de COVID-19, ayudan a mantenernos seguros pero también nos aíslan, creando sentimientos de soledad y ansiedad.
Los clubes rotarios están asumiendo el reto de mitigar estos efectos negativos, tanto en sus clubes como fuera de ellos. A lo largo del camino, los socios están descubriendo nuevas formas de servir.
La ciencia de la conexión
El aislamiento físico, agravado por el estrés de la crisis sanitaria y su perturbación en la vida cotidiana, está teniendo un impacto psicológico. The Lancet, una importante revista médica, publicó una revisión de estudios previos que encontró una incidencia alta de irritabilidad, depresión y desgaste emocional entre las personas en cuarentena. Otro estudio reciente que se concentró en la China a principios del 2020 concluyó que los niveles de ansiedad aumentaron durante las cuarentenas, especialmente entre los adultos mayores, quienes tiene más probabilidades de vivir solos.
¿Por qué sufrimos psicológicamente cuando estamos aislados físicamente? Para Sylvia Whitlock, terapeuta matrimonial y familiar semijubilada y socia del Club Rotario de Claremont, California (EE.UU.), la respuesta es simple: "El aislamiento es un estado que produce estrés, ya que una de nuestras necesidades humanas es la conexión".
El aislamiento es un estado que produce estrés, ya que una de nuestras necesidades humanas es la conexión
— Sylvia Whitlock
Club Rotario de Claremont, California (EE.UU.)
La capacidad de conectar es innata en nosotros, dice Mary Berge, psicóloga clínica y socia del Club Rotario de Johnstown, Pennsylvania (EE.UU.). "La oxitocina, la cual se libera cuando abrazas a alguien, también se libera a través del vínculo social", dice. A medida que se libera la oxitocina, estos lazos sociales se fortalecen.
Estas sustancias químicas que nos hacen sentir bien —y que también se producen cuando realizamos actos de altruismo— no necesariamente dejan de producirse, incluso cuando se está en aislamiento, dice Berge, quien realiza ejercicios de sonrisa de forma regular con sus clientes que sufren de ansieda o estrés. Estos ejercicios pueden tener los mismos resultados que se obtienen con las sonrisas genuinas.
“La ciencia nos dice que el cerebro no reconoce si la sonrisa es falsa, fozada o real”, says Berge. “Solo siente esos músculos y dice: ‘¡está sonriendo!’ y libera principalmente dopamina”.
La ciencia nos dice que el cerebro no sabe si la sonrisa es falsa, forzada o real
— Mary Berge
Club Rotario de Johnstown, Pensilvania
Herramientas para adaptarse
La misma pandemia que nos ha separado de los demás también puede estar enseñándonos a acercarnos. Whitlock está convencida de que las reuniones del club en línea contrarrestan los efectos negativos del aislamiento. Estas reuniones virtuales nos permiten ver caras amigables y cuidarnos mutuamente.
Cuando los líderes del Club Rotario de Roma Polis (Italia) hablaron con sus socios de club durante los primeros días de la pandemia, notaron mucha tristeza y ansiedad, dice Niccoló Di Raimondo. Durante su primera reunión en línea durante el encierro, la socia Valentina Silvestre, psicóloga, ofreció sugerencias para el autocuidado y para adaptarse a la pandemia, como, por ejemplo, planificar un buen uso del tiempo, disfrutar de placeres simples como la lectura y la música, y mantenerse activo físicamente.
“El consejo fue vivir la experiencia del encierro como un momento de reflexión personal, una oportunidad para dar importancia a compartir momentos con los miembros de la familia”, dice Di Raimondo.
Whitlock dice que replantear la forma en que pensamos sobre el aislamiento físico puede reducir la ansiedad. "Debes saber que no estás solo. Distante, tal vez, pero no aislado", dice.
La pandemia también ha alterado la vida de los jóvenes. Muchos estudiantes del programa de Intercambio de Jóvenes de Rotary que supuestamente iban a explorar nuevas culturas se encontraron confinados en sus hogares en el 2020. Y cuando las escuelas cerraron debido a la pandemia, los clubes Interact no pudieron reunirse como de costumbre.
Confinados en casa
Anniela Carracedo, estudiante venezolana del Intercambio de Jóvenes de Rotary, vio la oportunidad para ayudar. Fundó el sitio web Rotary Interactive Quarantine, el cual conecta a jóventes de Rotary en todo el mundo para que puedan compartir ideas de proyectos y brindarse apoyo emocional mutuamente. En colaboración con el Distrito 6840 en los Estados Unidos, el sitio web organiza reuniones que han ayudado a más de 500 jóvenes de Rotary de 55 países a forjar nuevas amistades.
Samantha Walley, una de las asesoras del sitio web y socia del Club Rotario de Bay St. Louis, Mississippi (EE.UU.), dice que lo que comenzó como un proyecto a corto plazo para mantener a los interactianos y estudiantes del Intercambio de Jóvenes de Rotary involucrados en el servicio y reducir el aislamiento social ha tenido tanto éxito que planean continuar el sitio web incluso después de que acabe la pandemia.
“Se ha convertido en una plataforma internacional para los jóvenes de Rotary en la que trabajan juntos para coordinar los proyectos e iniciativas de paz a nivel mundial”, dice Walley.
Hemos ayudado a personas, en su mayoría ancianos, a comprar comida y otros suministros, o hemos estado disponibles para conversar con ellos
— Margit Svenson
Club Rotario de Djursholm (Suecia)
‘Solo queríamos conversar’
Los socios también han encontrado oportunidades para establecer relaciones más allá de sus clubes, apoyando a personas que se encuentran solas y aisladas en las comunidades a las que sirven, en particular a la población anciana vulnerable.
“Hemos ayudado a personas, en su mayoría ancianos, a comprar comida y otros suministros, o hemos estado disponibles para conversar con ellos”, dice Margit Svenson del Club Rotario de Djursholm (Suecia). Para no correr riesgos, los socios de mayor edad llamaban a personas aisladas para hablar, mientras que los socios menores de 65 años compraban alimentos y suministros. Fue un proyecto simple que dejó a muchos inspirados.
“No solo la respuesta de la gente aislada fue increíblemente positiva a lo que hizo nuestro club rotario, sino que también el municipio de Danderyd, varias otras organizaciones y los periódicos locales prestaron atención y elogiaron nuestro proyecto", dice Svenson. La Cruz Roja local y la Iglesia de Danderyd siguieron el ejemplo pionero de Rotary lanzando iniciativas similares, añade.
Los clubes de toda España, los cuales se vieron gravemente afectados en los primeros días de la pandemia, también emprendieron proyectos de entrega que fueron coordinados por los Distritos 2202 y 2203. Cuando los voluntarios hacían entregas, descubrieron que la gente ansiaba la interacción humana tanto como el pan fresco de la panadería.
“La soledad fue una de las enfermedades durante esta pandemia”, dice Marian Domenech del Ciberclub del Distrito 2202. “Incluso cuando les preguntamos si querían ayuda de un psicólogo, respondieron, 'No, solo queríamos hablar’”.
Ese era un deseo compartido por muchos de los 141 socios y sus amigos que se ofrecieron como voluntarios. "Había rotarios que estaban en la misma situación, voluntarios que se unieron al proyecto y fueron capacitados", dice Domenech. "Ellos entendían más porque conocían los sentimientos, los miedos y la soledad".
Domenech dice que el proyecto, que está suspendido por ahora pero que se reactivará si es necesario, se planificó a distancia, desde la impresión de carteles hasta la promoción del proyecto en la comunidad y la charla telefónica con los beneficiarios. "Los 351 ancianos que nos llamaron llegaron a conocer un poco de Rotary, y muchos de ellos nos preguntaron quiénes éramos y qué hacíamos", dice Domenech. "Y nos agradecieron de todo corazón".
El centro de la pandemia
Durante semanas, el norte de Italia fue el centro de la pandemia. En Milán, el Club Rotario de Milán Europa ayudó a algunas de las personas más aisladas de todas: pacientes COVID-19 hospitalizados, muchos de ellos enfermos terminales. A través del proyecto Rotary Connette (Rotary Conecta), los clubes compraron 136 tabletas y las distribuyeron a 18 hospitales y hogares de ancianos, lo que permitió a más de 1500 pacientes ver y hablar con sus seres queridos que no podían visitar. Como parte del proyecto, los músicos clásicos también dieron conciertos virtuales que aliviaron a los pacientes.
Whitlock, la terapeuta del Club Rotario de Claremont, dice que descubrir la manera en que podemos ayudar a los demás durante la pandemia, en nuestros clubes y en nuestras comunidades, es parte de la alegría de Rotary.
"Tenemos la oportunidad de cuidar de los demás, tal vez de forma diferente a como lo hacíamos antes", dice. "Tender la mano para proteger y cuidar más alla de nosotros mismos tiene muchos beneficios".
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