Puesto que la asistencia a clases no es suficiente para solucionar el problema del analfabetismo, Rotary optó por brindar mentoría y capacitación a los docentes
En su segunda visita al altiplano central guatemalteco, Carolyn Johnson conoció a una maestra de primer grado que le reveló algo sorprendente. Antes de tomar parte en el Proyecto de Alfabetización de Guatemala, la maestra estaba convencida de que sus estudiantes no podían aprender a leer.
"Me dijo 'Decidimos adoptar el programa porque significaba un día sin clases, además nos dieron libros y un buen almuerzo, pero sabíamos que era una idea descabellada’", cuenta la rotaria Johnson, quien trabajó en la elaboración del currículo y actualmente es asesora técnica del Proyecto de Alfabetización de Guatemala.
Como parte del proyecto, la maestra, junto con más de 100 colegas, participó en varias sesiones de coaching en el transcurso de ocho meses. Aprendieron a reemplazar ejercicios de memorización y repetición de palabras escritos en la pizarra con actividades para fomentar el pensamiento crítico.
"Luego me contó emocionada que 45 de sus 50 alumnos habían pasado al segundo grado porque habían aprendido a leer", dice Johnson. "El programa se ha ganado adeptos entre los maestros con los que hemos trabajado, con 90 por ciento convencidos de que funciona. Están muy entusiasmados con la idea de ser maestros nuevamente y van a sus clases seguros de que pueden marcar la diferencia".
Tras décadas de invertir en proyectos de alfabetización, los expertos llegaron a la conclusión de que la presencia de los alumnos en clases, ya sea eliminando las barreras de asistencia o proporcionándoles útiles escolares, no es la solución. Para que los estudiantes tengan éxito, es necesario mejorar la calidad de la enseñanza en el aula.
Los resultados del aprendizaje son más importantes que el número de matriculados
Las iniciativas de Rotary como el Proyecto de Alfabetización de Guatemala y el Nepal Teacher Training Innovations (NTTI) de Nepal están liderando el movimiento para fomentar la lectura infantil al empoderar a los maestros a ser mejores docentes.
Rotary, las Naciones Unidas, USAID y otras organizaciones están cambiando su enfoque para ayudar a los maestros a preparar lecciones que los alumnos realmente puedan aprender. Este esfuerzo es parte de una meta más ambiciosa para reducir la pobreza extrema, porque al saber leer y escribir, las personas tienen un mayor potencial de ingresos y la capacidad de construir una vida mejor.
Quentin Wodon, destacado economista del Banco Mundial, ha estudiado proyectos educativos desde una perspectiva profesional y como socio del Club Rotario de Capitol Hill, Washington, DC (EE.UU.). Wodon concuerda en que los profesores son fundamentales en cualquier intento por mejorar el aprendizaje.
“La mejor manera de facilitar el aprendizaje entre los niños es tener en cuenta las normas establecidas para los docentes", dice Wodon. La formación es uno de ocho objetivos clave que ha fijado el Banco Mundial, junto con el establecimiento de expectativas claras para los maestros, la captación de los candidatos más aptos, la alineación de la capacidad docente con las necesidades de los estudiantes, la disposición de directores eficientes para guiar a los profesores, el seguimiento, el apoyo permanente y la motivación de los profesores para tener un buen rendimiento.
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122.00
millones de niños en el mundo son analfabetos
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75.00%
de las personas que reciben ayuda pública en EE.UU. no saben leer
El Club de Wodon está trabajando con el Club Rotario de Kathmandu (Nepal) para apoyar el NTTI y la organización no gubernamental FASE, a fin de transformar un entorno donde los alumnos no participan ni intervienen en centros de aprendizaje dinámico y activo.
"Mejorar los métodos de enseñanza no es tarea fácil, pero este tipo de programas están ayudando", dice Wodon.
Por ejemplo, antes de participar en el programa NTTI, una profesora usaba principalmente la memorización, y hacía que sus alumnos copien las palabras de la pizarra. Después de la capacitación, la maestra presentó una lección de objetos animados e inanimados de una manera mucho más interactiva, dice Ashley Hager, directora del NTTI. La maestra pidió a los chicos que señalaran los objetos y describieran cómo se diferenciaban. Después de anotar las diferencias en el pizarrón, los hizo trabajar en pares para que las analizaran. Como último ejercicio, la clase trabajó al aire libre buscando ejemplos en la naturaleza.
Un alumno se acercó a la maestra con una hormiga viva en la mano y le preguntó, "este es un objeto animado, ¿verdad?" La profesora asentó. El niño entonces aplastó la hormiga y le preguntó, "¿y ahora sigue siendo un objeto animado?" Sorprendida, la maestra preguntó al resto de los alumnos qué pensaban, a lo que siguió una animada conversación.
Los otros profesores también están de acuerdo que formación los ayudó a descubrir el valor de la enseñanza interactiva.
"Gracias al proyecto cambié mi método de enseñanza y obtuve ideas brillantes que las he puesto en práctica en mi clase", dice Goma Khada, quien enseña cuarto grado en el Shrijana Higher Secondary School de Thumpakhar.
Un proyecto modelo
Otra iniciativa que se está implementando con gran éxito es el Proyecto de Alfabetización de Guatemala. El programa se inició hace 20 años, con la creación de laboratorios de cómputo y el suministro de textos escolares para alumnos de los estudiantes de escuela intermedia de las regiones occidental y central del altiplano guatemalteco, el cual se ha convertido en un centro de mentoría para profesores.
Johnson, socia del Club Rotario de Yarmouth, Maine (Estados Unidos), visitó la región en 2006, en busca de un proyecto de alfabetización para su distrito. Decidió entonces renunciar a su puesto de directora de una escuela al ver el potencial para abordar un problema más profundo: el bajo nivel de lectura de los alumnos.
"Mi alma de profesora primaria me decía que los chicos no pueden empezar a leer en el séptimo grado, sino que deben hacerlo desde el primer grado", explica Johnson.
En el transcurso del año siguiente, visitó Guatemala en varias ocasiones para reunirse con organizaciones sin fines de lucro, profesores, residentes de la comunidad y autoridades escolares. Desarrolló el currículo basándose en el método concentrado de lenguaje (CLE en inglés), muy popular en varias partes del mundo. Se estableció una alianza con la entidad sin fines de lucro Cooperativa para la educación (CoEd), de gran visibilidad en Guatemala.
CoEd contrató a cinco instructores, quienes con el apoyo de los rotarios locales organizan tres sesiones de capacitación de dos días, generalmente en enero, abril y julio, a las que asisten unos 150 maestros de escuela primaria. Entre las sesiones, los profesores reciben también coaching en el aula.
Mediante el Proyecto de Alfabetización de Guatemala se proporcionan textos escolares y equipamiento para dos centros, donde los alumnos adquieren experiencia práctica con software estándar como Windows, Word y Excel una hora a la semana. Las autoridades escolares recaudan las cuotas, las cuales son gestionadas por CoEd y se utilizan para adquirir libros y equipos cuando éstos se desgastan.
Gracias a las Subvenciones Globales de La Fundación Rotaria, el programa se amplía anualmente a aproximadamente 40 escuelas primarias y varias escuelas intermedias, las que son seleccionadas después de consultar con líderes comunitarios, padres de familia, profesores y administradores escolares. Se cuenta, además, con el apoyo financiero de 480 clubes de Guatemala, Estados Unidos, Canadá, Islas Caimán, Inglaterra y Japón. Cada año, alrededor de 50 voluntarios rotarios entregan los materiales y visitan las aulas.
Después de asistir a las sesiones de formación, la mayoría de los profesores ponen en práctica lo aprendido, a fin de mejorar la educación en sus comunidades.
"¿Se da siempre el caso? No, pero, por lo general, los maestros siguen este enfoque educativo, aunque no necesariamente el modelo específico", explica Johnson.
Debemos tomar acción
La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) viene promoviendo desde hace años la lectura en los primeros grados. Sus programas enfatizan el adecuado desarrollo profesional y apoyo continuo en el aula para los profesores.
"Todos nuestros proyectos de lectura en los primeros grados incluyen un componente de formación para docentes, que abarca un entrenamiento inicial, que se complementa con cursos de actualización durante el año", explica Evelyn Rodríguez-Pérez, directora de la oficina de Educación de USAID.
En Kenia, por ejemplo, USAID se asoció con el gobierno en una iniciativa nacional que incluye guías de enseñanza, coaching para profesores y programas de desarrollo profesional a corto plazo. Esta iniciativa beneficia anualmente a 1,1 millones de niños.
Las consecuencias de quedarnos de brazos cruzadas pueden ser serias. La Comisión internacional sobre la Financiación de la Oportunidad Global de Educación fue creada para congregar a líderes internacionales, legisladores y expertos, a fin de que aboguen a favor de más inversión en la educación. Según cálculos de la Comisión, si no se toman cartas en el asunto, para el año 2030, unos 264 millones de niños de países de bajos ingresos no habrán adquirido los conocimientos básicos de nivel primario. Solo tres de cada 10 alcanzarán niveles mínimos de lectura.
“La educación, el aprendizaje y el desarrollo de habilidades revestirán cada vez más importancia en el futuro", explica Justin Van Fleet, director de la Comisión y enviado especial de las Naciones Unidas para la Educación Global. "Para el año 2050, la población de África se duplicará, y cientos de millones de personas se desplazarán de las zonas rurales a las ciudades, a medida que la tecnología y la automatización reemplacen hasta la mitad de los empleos de hoy".
A fin de contrarrestar tales tendencias, la Comisión elevó un informe ante la ONU en septiembre, en el que recomienda aumentar la inversión en la educación a nivel mundial de $ 1.300 millones a $ 3 mil millones para 2030.
Por otro lado, los organismos abocados a mejorar el rendimiento escolar están obteniendo buenos resultados con la práctica de coaching entre pares y mentoría. Pérez explica que la mayoría de los programa de lectura en los primeros grados que implementa la USAID, usan la "metodología en cascada" para la formación de docentes, mediante la cual los maestros más calificados reciben capacitación y éstos, a su vez, entrenan a otros profesores.
Este es un modelo que también emplea la NTTI. Khika Bahaur Bhandari fue seleccionado para servir de mentor en el NTTI, después de alcanzar el nivel más elevado en su distrito en Thumpakhar. Bhandari está convencido de los beneficios de la interacción entre pares.
"Lo mejor del programa es que los profesores son conscientes de que serán observados, de esta manera se sienten presionados a hacer un buen trabajo", dijo Bhandari. "Una vez que los estudiantes se dan cuenta de que el maestro puede utilizar métodos más interactivos, no les gusta cuando intentan retomar los metodología tradicional de «cátedras o charlas». Incluso los maestros que no están comprometidos continúan planificando sus lecciones en base a la metodología".
Johnson admite que visitar las aulas una vez al mes puede ser un reto, además, de ser costoso, "pero es la pieza que hace funcionar este mecanismo".
"Un profesor puede asistir a una sesión de capacitación y aplicar los conocimientos adquiridos en su salón de clases. "En algunos casos no funciona porque se obvió un componente, o porque tras intentarlo, el profesor decide que no es un método efectivo y que no lo va a utilizar más», añade. "Por eso se necesita a alguien para dar coaching, demostrar cómo funciona y dar crítica constructiva. Alguien que diga 'lo estás haciendo muy bien, pero vamos a verlo desde este ángulo, y quizás hacerlo de manera distinta”.