Han pasado 50 años desde que se instituyó el primer club Rotaract, un punto de encuentro donde adultos jóvenes forjan relaciones y toman acción para hacer el bien. Leamos el impacto que ha tenido el programa en la vida de los socios de Rotaract a lo largo de los años.
Transcurría el año 1968.
Mientras un muro dividía Berlín, la Guerra Fría se intensificaba más. La carrera espacial entre los Estados Unidos y la Unión Soviética estaba en su apogeo, y el Apolo 8, la primera nave espacial tripulada en orbitar la luna transmitía fotografías de la Tierra desde el espacio sideral.
Y en Carolina del Norte (Estados Unidos) los socios de Rotary constituían el primer club Rotaract para ofrecer a los jóvenes oportunidades de servicio.
Ha pasado medio siglo desde que los primeros clubes Rotaract inspiraron a los líderes jóvenes a tomar acción para mejorar las condiciones de vida en sus comunidades. Aunque el mundo ha cambiado, al igual que la manera cómo los rotaractianos se conectan entre sí, los valores fundamentales del programa y su atractivo permanecen intactos.
Con motivo del 50 Aniversario de Rotaract, invitamos a varios ex rotaractianos a compartir sus experiencias y cómo el programa moldeó sus vidas.
Leamos sus historias.
Los años sesenta
Geetha Jayaram, estudiante de pre-medicina en Bangalore (India) fue secretaria fundadora de uno de los primeros clubes Rotaract que se establecieron en 1968. Su padre, un influyente empresario de la localidad, y sus amigos estaban convencidos de que el programa era perfecto para sus hijos universitarios.
“Nos animaron a afiliarnos en grupo", recuerda Jayaram, quien conoció a su esposo, Jay Kumar, presidente fundador, en el club. "A todos nos pareció una excelente idea contar con un lugar donde estudiantes de medicina, ingeniería, y otras especialidades pudieran juntarse para discutir y planificar los proyectos que querían poner en marcha. Lo que nos motivó a mantenernos y trabajar juntos fueron las actividades de captación de fondos que hacíamos los fines de semana para nuestros proyectos”.
En apenas un año, Rotaract sentó sólidas raíces en India que atrajo a miles a una Conferencia de distrito en 1969. Según Jayaram, el programa creció tan rápido en el país por la obvia necesidad de ayudar a los demás.
"Fue algo visible, tangible", acota. "No se trataba de ayudar a alguien en algún país lejano, la realidad estaba frente a ti”.
Los jóvenes se identificaron, además, con La Prueba Cuádruple de Rotary, en particular con su referencia a "la verdad".
"Éramos la generación de la post-independencia y seguidores de Gandhi, y la verdad era un tema de rigor en esos tiempos", agrega.
Jayaram cree que Rotaract se benefició de la reputación de la cual Rotary goza en India: una organización muy respetada, cuyos afiliados se sienten orgullosos de pertenecer a ella. Ya que Rotary era una actividad familiar, muchos jóvenes crecieron en un ambiente rotario.
"Siempre que íbamos a algún picnic o concierto o competencia, los adultos y los chicos participaban en todos los juegos y las actividades, así como en la preparación de los platillos que servían", cuenta Jayaram.
Tras obtener su licenciatura, Jayaram viajó a los Estados Unidos para cursar estudios de postgrado en medicina. En el año 1997, se incorporó a un club rotario en Maryland, y fundó la Clínica Maanasi en Mugalur, Karnataka (India), para brindar servicios de salud mental a mujeres indigentes de la localidad. Como ex beneficiaria de una Beca para Profesores Universitarios, en 2014-2015 fue galardonada con el Premio por Servicio a la Humanidad para ex Becarios. Es catedrática adjunta en los Departamentos de Psiquiatría, Salud pública, Enfermería, y del Armstrong Institute for Patient Safety and Quality de la Facultad de Medicina Johns Hopkins en Baltimore.
"Me siento muy orgullosa de ser rotaria", dice. "En Johns Hopkins, menciono constantemente mi trabajo humanitario y cómo Rotary me ha permitido lograr tanto pero sin abrumarme. Algo que no se encuentra así nomás”.
Los años setenta
Los Rovers exploran la superficie lunar. El Skylab comienza a orbitar la Tierra. La Guerra de Vietnam llega a su fin. Se detecta en Sudán y el Zaire el primer brote del virus de Ébola. En el mundo del cine, se estrena la Guerra de las galáxias. Salen a la venta los primeros grabadores de videocasete y Sony lanza el walkman al mercado. La música disco se pone de moda.
En 1978, después de leer un anuncio que publicaran los rotarios en un periódico local, John Skerritt participó en la organización del Club Rotaract de Carlingford, Nueva Gales del Sur (Australia), en 1978.
"Así nos comunicábamos antes de la era de la Internet o la televisión por cable", dice Skerritt.
El nuevo club atrajo a jóvenes de muchos sectores. Skerritt cuenta que, en la década de 1970, un número considerable de adolescentes australianos dejaba sus estudios secundarios para dedicarse a diversos oficios, y un número mucho menor iba a la universidad que en la actualidad. Por razones económicas, muchos vivían con sus padres hasta que se casaban o se habían establecido en su carrera.
"La localidad en la que establecimos el club se encontraba en el límite de una zona próspera, donde la mayoría de los chicos iban a la universidad, y una zona más de clase obrera", recuerda. "Una de las cosas más positivas de esto fue que llegamos a conocer a gente fuera de los círculos sociales de nuestros barrios o colegios".
Otro aspecto interesante, dice, es que el club tenía fama de casamentero, donde siete u ocho parejas terminaron casándose”, cuenta Skerritt. "Había un número bastante parejo de chicos y chicas. Yo no encontré el amor en el club, pero sí asistí a varias de las bodas e incluso fui padrino en algunas”.
Sostiene que, en ese entonces, los chicos tenían más libertad para ciertas cosas. Recuerda, en particular, dos actividades de recaudación de fondos. En una, un grupo de interactianos sentados por más de 100 horas en una plataforma en el tope de un poste, y en otra rotaractianos piloteando autos en un derby de demolición.
"¿Te imaginas que un club haga eso ahora?", pregunta.
Pero no todo era social. Los socios estaban muy comprometidos con la comunidad. "Una manera de ampliar la perspectiva de nuestros socios era invitar a oradores interesantes, en particular para aquellos que habían crecido en un entorno más privilegiado", dice. "Por ejemplo, una vez invitamos al representante de una organización benéfica que trabajaba con gente sin hogar, y eso les abrió los ojos a muchos”. En varias ocasiones recaudamos fondos para ayudar a los sin hogar, recuerdo que íbamos a preparar hamburguesas en un centro comercial.
Una de las obras benéficas en las que el club participó tuvo gran influencia en su vida profesional. Se trataba de una organización que brindaba servicios a pacientes epilépticos en una residencia de atención especializada. Como parte de su doctorado, Skerritt se dedicó a la investigación de fármacos para tratar las crisis convulsivas. En la actualidad ocupa el cargo de gerente de productos terapéuticos en el Ministerio de Salud de Australia.
Los años ochenta
Ted Turner anuncia la creación de la CNN. IBM comienza a vender computadoras personales. La primera ministra de la India, Indira Gandhi, es asesinada por dos de sus guardaespaldas. Mijaíl Gorbachov surge como nuevo líder de la Unión Soviética, y el glasnost y la perestroika transforman el escenario político mundial. Se produce el accidente nuclear de Chernóbil. El muro de Berlín se derrumba en 1989. El Pac-Man atrae a miles a las salas de juego, mientras otros se concentran en el cubo de Rubik.
A comienzo de los años ochenta, casi todo cerraba a las siete de la tarde en Colombo (Sri Lanka). La televisión era algo relativamente nuevo, y la gente no tenía en ese tiempo computadoras personales. Fue así como los jóvenes se volcaron en Rotaract en busca de diversión nocturna.
Los lazos que formamos hace casi ya 40 años aún perduran, y seguimos retomando el camino donde lo dejamos.
Nafeesa Amiruddeen
Presidenta de club Rotaract en 1983
Nafeesa Amiruddeen y su esposo fueron invitados a unirse a Rotaract por otra joven pareja que conocían. "Vivíamos con mis suegros, y a ellos les encantaba tener en casa a un grupo de chicos", cuenta Amiruddeen. "Casi todas las noches, nos sentamos por dos o tres horas, tomábamos té con bocaditos y a veces servíamos una comida. Los lazos que formamos hace casi ya 40 años aún perduran, y seguimos retomando el camino donde lo dejamos.
En ese entonces, como pertenecían a un mismo distrito, los rotaractianos de Sri Lanka y del sur de India cruzaban la frontera de un lado a otro para asistir a las asambleas regionales y eventos de capacitación, fomentando así la comprensión intercultural. Rotaract sirvió también como una fuerza unificadora durante la guerra civil de Sri Lanka.
"Como socios de Rotaract, unidos pudimos hacer más", recuerda Amiruddeen. "El conflicto afectó a muchos de nuestros socios. Pero éramos tan solidarios que, aunque pertenecíamos a diferentes grupos minoritarios, nadie podía diferenciarnos. Nos apoyamos mutuamente, ayudamos a otros clubes y a la comunidad en general, organizando grupos para repartir comidas a familias confinadas en sus hogares".
"Cuando uno reflexiona al respecto ahora, como nación nos hemos abocado a la reconciliación, al perdón, a dejar todo en el pasado", dice. "Creo que en Rotaract lo hicimos tan pronto como se dio el conflicto".
A principios de los años ochenta, Richard Blackman presenció algunas de esas fuerzas unificadoras como socio del Club Rotaract de Dover (Inglaterra). Uno de sus momentos preferidos fue cuando ayudaron a cruzar el Canal de la Mancha a un grupo de rotaractianos de los Países Bajos en un vehículo anfibio muy particular. Se trataba de un evento de recaudación para una campaña que Rotary recién iniciaba para erradicar la polio. El vehículo que usaron acomodaba a un par de docenas de rotaractianos, quienes usaron pedales como medio de propulsión.
Blackman ayudó a los neerlandeses con los arreglos logísticos en Londres y los puso en contacto con un rotario que les consiguió acceso al puerto de Dover para que lanzaran el vehículo al agua.
"En una de las revistas salió un artículo con una foto de ellos cruzando el Canal de la Mancha en bicicleta, alegando que este grupo de rotaractianos no se daba cuenta de que era imposible hacer lo que se proponían", recuerda Blackman. "Eso resumió más o menos lo que es Rotaract. Nunca nos damos por vencidos ni aceptamos un "No" por respuesta. En mi experiencia, tanto entonces como en la actualidad, veo a los rotaractianos como personas con mentalidad de hacedores".
"Por lo que he visto, la mayoría de los jóvenes están interesados en ayudar a otros", agrega. "Pero el caso es que a veces no saben cómo hacerlo. Rotaract es el vehículo ideal para empoderarlos y ayudarlos a tomar acción".
Los años noventa
En 1990, la reunificación de Alemania pone fin a 45 años de separación. Lech Walęsa es el primer presidente de Polonia desde el final de la Segunda Guerra Mundial. La Unión Soviética colapsa el mismo día de Navidad en 1991. Nelson Mandela sale libre y cuatro años más tarde juramenta como presidente de Sudáfrica. Se lanza el telescopio espacial Hubble. Pathfinder proyecta imágenes de Marte. Internet crece exponencialmente. Todos los chicos quieren un Furby, y Pokémon y Power Rangers son todo un furor.
Dos sucesos mundiales trascendentales moldearon la experiencia que tuvo Cyril Noirtin con los Clubes Rotaract de Nancy y Paris Royale en Francia: la apertura de Europa Oriental tras la caída del muro de Berlín en 1989, y el advenimiento de Internet.
Como un distrito rotario de Europa Occidental estaba a cargo de la extensión de Rotary en Ucrania, se le pidió a Noirtin que ayudara a introducir Rotaract en el país.
"Empezamos de la nada", recuerda. "Nos conocimos primero en Ucrania, que apenas empezaba a descubrir el mundo libre. Fue interesante construir algo juntos desde cero y ver su evolución. Estaban muy ansiosos por empezar, con una motivación que nunca antes había visto.
La Internet comenzó a conectar el mundo. "Cuando me afilié, nos comunicábamos con otros países por medios de cartas. Con suerte, tenías un fax", acotó Noirtin. "Al final de la década, la mayoría de los clubes tenían sitios web y correo electrónico, y la gente empezaba a hablar de las redes sociales”.
"Nos ha ayudado para darnos a conocer", agrega. "Rotaract era casi un secreto en Rotary. Muchos rotarios no sabían que existíamos, y me he topado con algunos que pensaban que Rotaract no era una buena idea. Diez años después, nadie cuestiona el valor del programa".
Noirtin, quien es director ejecutivo de una universidad privada de Francia y representante de Rotary ante la UNESCO, afirma que su experiencia en Rotaract benefició su carrera profesional.
"Estoy convencido de que no hubiera llegado a donde estoy hoy sin mi experiencia en Rotaract", dice. "Me ha ayudado, además, en mi capacidad de administrador y líder. Y fue una gran oportunidad para conocer gente de distintas culturas y hacer amigos que, de otra manera, nunca hubiese conocido".
Los años 2000
El Efecto 2000 no es tan devastador como se predijo. Rusos y estadounidenses trabajan en la Estación Espacial Internacional. Se publica el primer borrador del genoma humano. El World Trade Center y el Pentágono son el blanco de un ataque terrorista. Estados Unidos invade Afganistán. Se adopta el euro en 12 naciones. Mark Zuckerberg, estudiante de Harvard funda Facebook. Se inicia la era de YouTube y Twitter, y Apple introduce el iPhone.
Andrea Tirone recuerda las reuniones acogedoras que se celebraban en el Centro Estudiantil Hart House durante sus primeros años de rotaractiana en la University of Toronto.
"Después de la reunión nos quedábamos conversando ya sea de Rotary, nuestros trabajos o estudios o sobre cosas que nos interesaban”, dice. "Uno forja amistades fácilmente con estas personas que de otra manera no hubiéra conocido".
Beneficiaria de una Beca de Buena Voluntad para cursar estudios en Sudáfrica en 2009-2010, Tirone participó en la organización del Club Rotaract de Berea durante su estancia en el país. Pero antes de iniciar sus estudios, asistió a la Convención de Rotary International en Los Ángeles, la cual cambió su perspectiva sobre la organización.
"Después de Los Ángeles fue como si un nuevo capítulo de Rotary comenzaara para mí", recuerda. "Creo que al ir a Los Ángeles y poder apreciar el alcance verdaderamente internacional de Rotary, me di cuenta de que sin importar en qué lugar del mundo me encuentre puedo seguir siendo parte de Rotary".
Durante sus últimos años en el programa, Tirone fue testigo de cómo Rotaract empezó a evolucionar con las redes sociales y los teléfonos inteligentes. "Cuando me afilié, Facebook recién comenzaba y era muy limitado", dice. "No había páginas ni grupos. No existía Twitter ni Instagram. Las redes sociales y la capacidad de conectarnos de manera inmediata con otros han abierto nuevas oportunidades para actividades e ideas de proyecto. Ya sea que uno esté trabajando como socios colaboradores o intercambiando ideas, en la actualidad la situación es totalmente distinta. Con las conexiones que tengo ahora, siempre estoy al lado de mis buenos amigos de Rotaract".
Los años 2010
-
10904.00
clubes Rotaract
-
250792.00
rotaractianos
-
184.00
países con clubes Rotaract
Aunque ya en su segundo medio siglo, Rotaract sigue atrayendo jóvenes a sus filas, dice Laura Verdegaal, socia del Club Rotaract de Gooi-en Vechtstreek (Países Bajos), quien participó en un panel sobre la situación de Rotaract que se llevó a cabo vía Facebook el pasado mes de diciembre.
"Creo que en cierta forma es aún más relevante, ya que se ha producido un giro, de la globalización hemos regresado a lo local. Hay más interés, por ejemplo, en saber de dónde provienen los productos alimenticios y artículos que consumimos y en conocer a gente en la comunidad con valores afines”, dice.
Según Verdegaal, los clubes rotarios y Rotaract gozan ahora de una relación más equitativa y fructífera, en la que los socios de Rotaract participan en la toma de decisiones y la planificación, en lugar de asumir un papel subordinado. Como ejemplo menciona un gran proyecto de su distrito, en el cual rotaractianos capacitados se encargaron del diseño y contenido del sitio web del proyecto.
"Si deseas servir a tu comunidad a nivel local, Rotaract es para ti", dice Verdegaal. "Si estás interesado en desarrollar tus aptitudes de liderazgo o en hablar en público, o si te gustaría viajar y conocer gente de distintas culturas y orígenes, es la mejor opción".