Floraciones de algas verdiazules venenosas amenazan la cuenca occidental del Lago Erie, la fuente de agua potable de millones de personas. Los rotarios de toda la región se están uniendo a la lucha.
En el mes de agosto de 2014, durante 56 horas, casi medio millón de personas que viven a lo largo de las orillas del sistema lacustre de agua dulce más grande del mundo no pudieron beber el agua de sus llaves. No pudieron usarla para cepillarse los dientes ni para lavar los platos. Los restaurantes tuvieron que cerrar sus puertas. Los hospitales cancelaron las cirugías no necesarias. En las tiendas se agotaron las existencias de agua embotellada, y la Guardia Nacional de Ohio tuvo que intervenir para ayudar.
Una proliferación de cianobacterias, o algas verdiazules, había envenenado la cuenca occidental del Lago Erie, la fuente de agua potable de Toledo, Ohio. Las algas se habían alimentado del nitrógeno y del fósforo presentes en la escorrentía que las fuertes lluvias habían arrastrado por el Río Maumee, la cuenca más importante de los Grandes Lagos. El Lago Erie es el menos profundo de los Grandes Lagos y por lo tanto el más cálido, creando así las condiciones ideales para la proliferación de las algas tóxicas. El viento y las corrientes transportaron la floración hasta el tubo de aspiración del sistema de abastecimiento de agua para la ciudad. Beber el agua contaminada causa síntomas que van desde fiebre, vómitos y dolores de cabeza hasta insuficiencia hepática y la muerte.
En los últimos cinco veranos, las floraciones de algas han proliferado y los administradores de los recursos hídricos de Toledo y las comunidades vecinas se estaban preparando para la posibilidad de que una floración contaminase el suministro de agua.
¿Cómo se llegó a este punto? ¿Qué o quiénes son los culpables? ¿Los pioneros que se establecieron en el área? ¿Las ciudades con sus calles pavimentadas? ¿Los tanques sépticos viejos y con fugas en zonas rurales? ¿La manía de contar con céspedes frondosos? ¿El cambio en las prácticas agrícolas?
La respuesta es: todo, es decir, todos nosotros. Eso significa que todos debemos contribuir a la solución del problema. Es un nudo complejo, pero uno que Rotary podría estar preparado a desenredar de manera única.
Todo empezó con un pantano grande. El Pantano Great Black Swamp, para ser exactos. Así se llamaba al área ubicada al suroeste del Lago Erie, un suelo pantanoso cubierto de un espeso arbolado y muy sucio, casi tan grande como Connecticut y tan antiguo como los glaciares. El lodo ha preservado los esqueletos de los mastodontes que alguna vez deambularon por el área y, que más adelante, causaba que las carretas de los pioneros se atascaran en su camino al oeste, forzándolos a tomar un largo desvío.
A partir de 1850, los colonos drenaron la mayoría del pantano para aprovechar el suelo fértil, una de las zonas agrícolas más productivas del país. Pusieron 15.000 millas de tubos de drenaje subterráneo por los que aún se desplaza rápidamente el agua de las lluvias desde los campos agrícolas a zanjas que luego alimentan arroyos y ríos y finalmente el Maumee – una súper carretera acuática que desemboca en el Lago Erie. Pero al hacerlo, extirparon los “riñones” del lago, es decir, los humedales que filtran el agua antes de que llegue al Río Maumee. (Hoy, uno de los últimos pedacitos del pantano todavía puede apreciarse en Pearson Metropark, justo en las afueras de Toledo, y al que los visitantes pueden acceder atravesando senderos de grava y puentes de la época de la Gran Depresión).
Toledo, apodada Frog Town (la Ciudad de las ranas), creció hasta convertirse en una ciudad, y para la década de los 1960, la contaminación industrial y el fósforo utilizado en los fertilizantes y en los detergentes habían convertido al Lago Erie en un desastre contaminado y apestoso. Las floraciones de las algas verdiazules alimentadas por la escorrentía y los vertimientos no regulados de las aguas de los pueblos y las ciudades que se encontraban en sus orillas dejaron al agua sin oxígeno. En la cercana Cleveland, los derrames de petróleo causaron que el Río Cuyahoga se incendiara más de una vez, siendo el incidente más conocido el registrado en 1969. La crisis propició la promulgación de la Ley Federal de Agua Limpia de 1972, la cual reguló el vertimiento industrial y proveyó fondos para modernizar las plantas de tratamiento de aguas residuales. Los estados prohibieron algunos de los detergentes con fosfatos, que había contribuido grandemente al crecimiento de las algas.
Proliferación de algas alrededor del mundo
Las floraciones de algas dañinas pueden encontrarse en cualquier parte en la que existan escorrentías cargadas de nutrientes que lleguen a aguas poco profundas y cálidas en las que las cianobacterias crecen en abundancia.
- En Brasil, 116 pacientes sometidos a diálisis sufrieron de insuficiencia hepática, 52 de los cuales murieron, después de recibir agua para diálisis procedente de un depósito contaminado con microcistinas, unas toxinas producidas por las cianobacterias.
- En Australia, 148 personas (adultos y niños) sufrieron de envenenamiento cuando bebieron agua de un lago con altos niveles de cianobacterias.
- Se han encontrado niveles de microcistinas, que sobrepasan el nivel de seguridad del agua potable establecido por la Organización Mundial de la Salud, en floraciones de cianobacterias en Bangladesh, Brasil, Ghana, México, Nigeria, las Filipinas, Singapur, Sri Lanka, Tailandia, Uganda, Vietnam y Zimbabue.
- Una floración de algas tóxicas podría haber sido la responsable de la muerte en masa de peces en una comunidad en Bangladesh que subsistía de los mismos, si bien no se han analizado esas muestras.
Fuente: Journal of Limnology, 2015
Gracias las nuevas reglas, el Lago Erie se recuperó. Es nuevamente un destino importante para ir de pesca, conocido como la “Capital mundial del Walleye” (luciopercas).” Asimismo, es una parada importante para las aves migratorias, y en la primavera, el área de Toledo celebra la “Biggest Week in American Birding” (Semana más importante de observación de aves en los Estados Unidos), que en el año 2016 atrajo a visitantes de 47 estados y 22 países.
Pero el fango verde regresó. Esta vez, los culpables incluyen los cambios que se han realizado en el suelo y que afectan su capacidad de absorber agua, y los cambios en las prácticas agrícolas tales como realizar la fertilización en el otoño en vez de hacerlo en la primavera, y el no arar la tierra, una medida conservadora que ha reducido la erosión del suelo pero que, según investigaciones recientes, podría causar una acumulación de fósforo en la superficie de las tierras agrícolas. Las lluvias más intensas, que son resultado del cambio climático, arrastran los nutrientes de los campos llevándolos hacia las vías fluviales. Además, las especies invasoras en el lago incrementan aún más el fósforo y las cianobacterias. Una vez más, el lago está en peligro.
A pocas semanas de haberse iniciado la crisis de 2014, el Club Rotario de Toledo preparó una presentación de dos partes para sus reuniones semanales.
El primer panel estuvo compuesto por representantes de la ciudad y del Ohio Farm Bureau (Dirección Agrícola de Ohio), junto con un profesor de biología de la cercana Bowling Green State University. Después del debate, un rotario se puso de pie y preguntó quién estaba a cargo de resolver el problema.
“Esas tres personas, que habían estado muy animadas durante 45 minutos, se quedaron calladas”, recuerda Andy Stuart, que en ese tiempo era el presidente electo del club. Los rotarios quedaron sorprendidos. “Nos dimos cuenta de que nadie estaba encargado de esto, nadie tenía esa responsabilidad”.
La semana siguiente, la ponente fue Marcy Kaptur, Representante de los Estados Unidos, cuyo distrito incluye Toledo. “Ella dijo que los rotarios teníamos que participar, porque Rotary resuelve problemas”, expresó Stuart. “Recibimos otra sacudida”.
Stuart, quien ha tenido una trayectoria profesional en la radio, sabe cómo suscitar interés. Mientras manejaba de regreso a casa después de haber escuchado hablar a Kaptur, reflexionó sobre la posición neutral e imparcial que Rotary goza en la comunidad. “Si ella habla en serio sobre esto, ¿qué vamos a hacer?” pensó. “Me dije que deberíamos patrocinar una conferencia. Sin dólares corporativos, sin dólares agrícolas, sin dólares industriales. Todo provendría de Rotary.
No somos científicos pero lo que hacemos muy bien es colaborar. Y atacamos los problemas que otras personas no pueden o no quieren afrontar. Aportamos un ambiente que no es político ni partidista, en el cual el único programa es hacer lo correcto
Andy Stuart
Club Rotario de Toledo, Ohio (EE.UU.)
“No somos científicos pero lo que hacemos muy bien es colaborar. Y atacamos los problemas que otras personas no pueden o no quieren afrontar. Aportamos un ambiente que no es político ni partidista, en el cual el único programa es hacer lo correcto”.
Un año después, en octubre de 2015, se agotaron los espacios para la primera Lake Erie Watershed Crisis Conference (Conferencia sobre la crisis de la Cuenca del Lago Erie) organizada por el Club Rotario de Toledo. Atendieron más de 300 personas: rotarios de Ohio, Michigan y Ontario; políticos y legisladores incluyendo a Kaptur; Cameron Davis, el “zar del agua” de los Grandes Lagos de la Agencia para la Protección del Medio Ambiente, y Karl Gebhardt, encargado de la normativa relativa al Lago Erie del Gobernador de Ohio, John Kasich. La conferencia también atrajo a participantes de grupos ambientales, de la Dirección Agrícola de Ohio y de organizaciones turísticas. Asimismo, atrajo a estudiantes y a profesores de las universidades locales.
“No solamente estamos convenciendo a los convencidos”, dijo Amy Brennan en la conferencia. Brennan es directora de conservación de Lake Erie para Nature Conservancy en Ohio. “Los grupos como Rotary puede contribuir a la sensibilización del público sobre este tema.
El programa de la conferencia, que Stuart describió como “información a borbotones”, abarcó la historia de las floraciones de algas, su impacto económico e ideas para prevenir floraciones en el futuro, así como la resolución de los problemas que surgen cuando éstas ocurren. Jennifer E. Jones, Directora de RI, quien se crio en el lado canadiense del lago, habló sobre cómo Rotary, como organización no partidaria, puede transmitir eficazmente al público información veraz. Y en un discurso video grabado, John Hewko, secretario general de RI, quien pasó sus años formativos en Catawba Island en el Lago Erie, explicó que la administración de los recursos hídricos es “una obligación moral”.
El club de Toledo respondió a esta crisis haciendo uso de sus conexiones para abordar el problema y para crear un clima de urgencia; mientras tanto, otros clubes de los distritos que circundan el lago empezaron a embarcarse en sus propios esfuerzos comunitarios para enfrentar el problema desde otra perspectiva.
Jim Page es un rotario a quien no le importa ensuciarse las manos, o mojárselas, en cualquier caso. En este día de junio, él se encuentra en un puente situado sobre un arroyo que desemboca en el Río Maumee. El paso ocasional de automóviles interrumpe el canto de los pájaros mientras él tira un balde sobre un lado del puente para luego sumergir las tiras reactivas en el agua que recoge. Las tiras cambian de color dependiendo de los niveles de pH del agua y la concentración de amoniaco, fósforo y nitratos. Luego, él ingresa los resultados en una aplicación de su teléfono.
Page, socio del Club Rotario de Waterville, Ohio, participa también en la flota de la Agrupación Rotaria Internacional de Náutica (IYFR) de la parte oeste del Lago Erie. En agosto de 2014, él estaba en una reunión del Club Rotario de Perrysburg, cuando el presidente de Lake Erie Waterkeeper, agrupación perteneciente a una organización sin fines de lucro dedicada al agua limpia, llamada Waterkeeper Alliance, habló sobre las floraciones de algas tóxicas que estaban avanzando por el Maumee con dirección al lago. “A la mañana siguiente recibimos la noticia de que no podíamos beber el agua”, recuerda Page. “Antes de que transcurriera una semana, IYFR se comunicó con Waterkeeper para preguntar qué podíamos hacer”.
Page se crio frente al Maumee. “Patinábamos en hielo sobre el río, teníamos canoas, kayaks, botes de remos. Pescábamos y nos bañábamos en el río”, expresó. “Cuando se me presentó la oportunidad de comprar un fuera de borda, salí por el Lago Erie y desde entonces siempre he estado en el Lago Erie”.
En colaboración con Waterkeeper, tanto él como los socios de su club empezaron a analizar el agua del río para determinar de dónde provenían los nutrientes que alimentaban a las algas.
Ellos realizan pruebas a principios de la primavera para establecer una base de referencia, y nuevamente después de las lluvias del final de la primavera y a principios del verano. Si notan una subida en las concentraciones, se desplazan río arriba y vuelvan a hacer la prueba, y continúan haciéndola hasta que descubren la fuente. Luego, alertan a la oficina local del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, el cual trabaja con los propietarios de los terrenos para implementar prácticas de conservación.
“La función de Rotary en todo esto no consiste en ir en contra de las plantas de tratamiento de aguas residuales, de los sistemas de tanques sépticos que tienen una fuga, o de los granjeros, sino simplemente recolectar datos”, indicó.
En el año 2015, Page y su club empezaron con siete lugares a lo largo de 14 millas del río. Para el verano de 2016, en el proyecto participaban 15 clubes que analizaron 330 lugares. Page empezó a trabajar con los profesores de Bowling Green, quienes estaban creando una aplicación que haría posible que cualquier persona pueda usar un teléfono inteligente para realizar pruebas de calidad del agua y compartir la información.
Este día de junio, junto a él en el puente se encuentra Deb Cheney, gobernadora del Distrito 6600. Cheney es un ejemplo de la perspectiva que los rotarios brindan a los temas locales: Ella creció en una granja cercana donde su padre cultivaba soja, trigo y maíz. “Aun cuando se encontraba en cuidado de hospicio, hablaba de comprar semillas,” recuerda ella. “Los granjeros nunca piensan que van a morirse”. Ella heredó parte de la tierra, que todavía se cultiva.
Cuando ella empezó a trabajar en el problema del agua, le preocupó la manera en que esto podría afectar a los granjeros, ya que se culpaba a los fertilizantes que ellos usaban como responsables en parte de la propagación de las algas. “Esa fue parte de la razón por la que quise participar”, expresó. Ella se ha dado cuenta que, gracias a sus orígenes, puede propiciar acercamientos que de otra manera no se producirían. En todo caso, dice ella, todas las personas a las que ha conocido están más interesadas en buscar soluciones que en buscar culpables.
“Tenemos que trabajar todos juntos”, afirmó ella. “Eso es lo que hace Rotary, reunirnos para trabajar en una causa común y encontrar una solución que funcione para todos”.
Blake Vince es un granjero de quinta generación, pero él nunca ha usado un arado. Su familia ha practicado la siembra directa desde 1983, y hoy su objetivo es que algo siempre crezca en su tierra los 365 días del año. Cuando no está cultivando cosechas comerciales de trigo, maíz y soya, tiene un cultivo de cobertura de 18 especies en la tierra, un potpurrí que incluye tréboles y habas (para devolver el nitrógeno al suelo), linaza y girasoles (para los polinizadores) y rábanos daikon para ayudar a deshacer la tierra pesada. Después de una tormenta en un día de invierno, el agua formaba charcos en las tierras de sus vecinos, pero en las suyas, la tierra absorbe el exceso de agua como una esponja. Con los cultivos de cobertura en sus campos él puede reducir la erosión y usar menos fertilizante, y siempre hay un cultivo en la tierra que puede usar todo el exceso de fósforo que sus cosechas comerciales no utilizaron.
Vince, socio del Club Rotario de Chatham Sunrise, Ontario, vive a 10 millas del Lago Erie, y toda el agua que drena de sus campos termina llegando al lago. (En 2016, él instaló dispositivos para medir las concentraciones de los nutrientes en su escorrentía y comparar los números con los de un campo vecino sin cultivos de cobertura).
“En mi condición de granjero, prefiero ser parte de la solución que ser parte del problema”, expresó Vince, quien recibió una beca en 2013 para viajar por el mundo para investigar la importancia de la biodiversidad en la salud del suelo. “Los granjeros no son el demonio. Si otras personas no están dispuestas a cambiar sus prácticas, si los gobiernos no van a invertir en infraestructura, nosotros podemos hacer todos los cambios que queramos en nuestras granjas, pero todo sería en vano”.
Vince y otros socios de su club crearon una serie de videos educativos sobre las mejores prácticas en la granja, en el hogar, en las industrias (disponibles en línea en cleanwaterforliving.com). El club de 34 miembros gastó US$ 20.000 en el proyecto y está trabajando para que otros clubes participen; mostró uno de los videos en la conferencia del Club de Toledo de 2015. “Gracias al lugar que ocupan los rotarios en la sociedad, esperamos conseguir ondear la bandera de urgencia un poquito más alto”, afirmó Vince.
Los videos muestran lo que podría ser el papel más importante de los rotarios: ejercer su influencia. Puesto que la cuenca del Lago Erie la comparten dos países y cinco estados de EE.UU., e implementar las soluciones que protejan al lago y las vidas de las personas que dependen del mismo requerirá de argumentos legales, así como de un compromiso político. Los rotarios ya emplean sus voces de ciudadanos interesados para llevar este tema a primer plano.
En febrero de 2016, Estados Unidos y Canadá acordaron adoptar una meta para reducir el fósforo que entra al Lago Erie en un 40 por ciento para el año 2025. En noviembre, Michigan declaró a su parte del Lago Erie en deterioro; según la Ley de agua limpia, que otorga al estado la capacidad para establecer y hacer cumplir los límites en cuanto al fósforo. La administración de Kasich no ha respondido a los llamados para que Ohio haga lo mismo, expresando al Toledo Blade que eso dañaría los esfuerzos del estado para atraer negocios y que ya se han logrado progresos sin dicha designación.
El clima seco del año 2016 significó que las floraciones del alga en el verano fueron menores que las de los años anteriores, pero el problema es grande y complejo, y el trabajo para limpiar el lago no ha terminado. El Club de Toledo celebró una segunda conferencia en 2016 la cual nuevamente atrajo a 300 personas y se enfocó en la búsqueda de soluciones. Page fue uno de los presentadores. El Distrito 6600 apoyó las conferencias de 2015 y 2016 con US$ 10.000 en Subvenciones Distritales.
“El problema más grande es que no existe liderazgo en cuanto a este asunto”, expresó Stuart, socio del Club de Toledo. “¿Cuáles son las dos cosas que los rotarios hacen mejor?: Liderar y colaborar, y este problema va a requerir de este par de habilidades”.
“Cuando los rotarios asistimos a una reunión, nos olvidamos de nuestras diferencias personales y nos unimos bajo el ideal Dar de Sí antes de Pensar en Sí. Y eso es lo que se va a necesitar para resolver este problema de las algas tóxicas en nuestro lago”.