Convención de 2019
Ich bin ein Hamburger
Echa el ancla en la puerta al mundo de Alemania y recorre la ciudad como si vivieras allí
Mientras caminábamos por la principal estación de tren de Hamburgo en nuestro primer día en la ciudad, a mi esposo, Anton, le llama la atención un hombre sentado en un pequeño bar disfrutando de una cerveza y un cigarrillo. Su atuendo peculiar –chaqueta de pana negra, chaleco y pantalones de campana, junto con su maltrecho sombrero de copa– lo delata. Es uno de los Wandergesellen de Alemania, un carpintero itinerante, que siguiendo una tradición y unas normas que datan de la Edad Media, viajan por el mundo durante tres años con poco más que una muda de ropa, un puñado de euros, unas pocas herramientas básicas y sus habilidades.
Al igual que nosotros, este viajero de apariencia peculiar es uno de los tantos viajeros que visitan Hamburgo. Una persona real en una ciudad de verdad, una ciudad que, como nos hemos dado cuenta, es un lugar genial que jamás hubiéramos imaginado que nos gustaría tanto.
En una época en la que cada lugar del mundo se desvive por complacer a los turistas, Hamburgo sigue firme siendo como es. Indudablemente auténtica, la urbe recibe a los visitantes con un amistoso ahoi, y después sigue ocupada con sus asuntos, y te deja disfrutar de sus muchas atracciones.
Ubicada a orillas del río Elba, la ruta de acceso al Mar del Norte, la ciudad sede de la Convención Internacional de Rotary en 2019 es el tercer puerto más grande de Europa, y un próspero centro de comercio mundial. Al otro lado del río, desde la espectacular bahía, se encuentra el acogedor centro de la ciudad, con puentes y canales que los lugareños aseguran que superan en número a los de Ámsterdam y Venecia, y un pintoresco lago que sirve como zona recreativa de la ciudad. Como corresponde a un mercado para los productos del mundo, abundan las compras, al igual que las opciones de entretenimiento. Los sábados por la noche, personas de todas las edades acuden al Reeperbahn, el otrora notorio barrio rojo donde, a principios de la década de 1960, los Beatles se convirtieron en los Beatles. Y sobresale en el río como un barco a toda vela, la nueva Elbphilharmonie (la Filarmónica del Elba, conocida como “Elbphi”), una sala de conciertos de ladrillo y vidrio cuyo impresionante exterior y su refinado interior, proclaman la intención de Hamburgo de dejar su huella en el panorama arquitectónico y cultural del continente.
Todo esto en una ciudad en la que todo está relativamente cerca, y es fácil de recorrer a pie, en bicicleta, en transporte público y, quizás también especialmente, en una embarcación.
Conocer los canales de Hamburgo es clave para entender los aspectos esenciales de la ciudad. Holger Knaack, copresidente de la Comisión Organizadora Anfitriona (COA) de la Convención y ex gobernador del Distrito 1940, lo resume de esta manera: "Hamburgo es agua, por todas partes". Incluso el “Ham” del nombre Hamburgo proviene de una antigua palabra sajona que significa "marisma".
El corazón de esta ciudad marítima y fluvial es el Alster, un lago que se formó hace 800 años al construirse una represa en un pequeño río. Está dividido en dos partes: el Binnenalster, o Alster interior, y, más grande que el anterior, el Außenalster, o Alster exterior. Por otra parte, el Elba, es el elemento que marca el pulso de la ciudad: aunque Hamburgo está situada a más de 100 kilómetros del Mar del Norte, en pleno centro de la ciudad, en el río y sus canales la marea sube y baja como si estuviésemos junto al mar.
A lo largo de Jungfernstieg, la elegante calle escalonada, paralela al Alster interior, los comerciantes acaudalados de Hamburgo y sus familias, paseaban para lucir a sus hijas solteras. Esta calle sigue siendo un sitio elegante para observar a los habitantes de la ciudad. Anton y yo nos sentamos a tomar algo en una mesa de uno de los cafés al aire libre y, durante un buen rato nos quedamos viendo los barcos turísticos de color rojo y blanco que atracan aquí antes de salir a recorrer el Alster exterior, los canales de la ciudad y el Elba.
Optamos por recorrer el sendero que bordea el Alster exterior, donde la gente pesca, toma el sol, lee, pasea a su perro, anda en bicicleta y pasea en bote. Puesto que no se permiten las embarcaciones a motor privadas, indica Andreas von Möller, natural de Hamburgo cuyas raíces se remontan a generaciones, "navegar a vela en el lago es un sueño". Von Möller, ex gobernador del Distrito 1890, quien junto a Knaack, preside la COA.
La costa del lago, de unos seis kilómetros de largo, cuenta con una impresionante cantidad de cafés y restaurantes. En el Alsterperle, un atractivo café de autoservicio ubicado donde antes funcionaban servicios higiénicos públicos, desplegamos nuestro mapa para planear nuestro próximo recorrido. La señora que comparte nuestra mesa pregunta de dónde somos. Apenas hemos comenzado a responder cuando aparece otro cliente y nos dice: "¿Dijo usted que era de Chicago? ¡Me encanta Chicago!” Nuestros nuevos amigos nos recomiendan que vayamos a St. Georg, un barrio cercano. Nos indican, también, que el bar del último piso del hotel Le Méridien, tiene la mejor vista del Alster, mientras que la terraza del Hotel George es una lugar fantástico para disfrutar del atardecer. Con amigos así, no hacen falta mapas.
Aunque la identidad y el destino de Hamburgo están marcados por el agua, esta ciudad se ha forjado a fuego. En otras palabras, dos grandes conflagraciones, la primera fue el incendio de 1842, la segunda los bombardeos de la aviación de los aliados durante la Segunda Guerra Mundial, que devastaron la urbe, dejando pocas huellas de sus orígenes medievales. El incendio de 1842 estalló en la Deichstrasse, una calle corta construida sobre un dique del siglo XIII. Pese al siniestro, en la actualidad, esta calle alberga el único conjunto de edificios representativos de la arquitectura antigua de Hamburgo. Uno de ellos, Deichstrasse 25, alberga un restaurante llamado Zum Brandanfang, que significa "el lugar donde comenzó el incendio"; al otro lado del casco antiguo, hay una calle llamada Brandsende, Final del Fuego.
Te invitamos
Moin, moin es la manera tradicional de decir "hola" en Hamburgo, y los rotarios de la ciudad te esperan para recibirte. La Comisión Organizadora Anfitriona (COA) de Hamburgo 2019, presidida por Andreas von Möller y Holger Knaack, ha planificado una serie de eventos culturales para cada noche de la Convención, a fin de que conozcan las múltiples facetas de de Hamburgo y presentarte a los rotarios de la localidad. Para más información y adquirir entradas, visita ric2019.rotary.de/en.
Sábado
Los rotarios de Hamburgo organizarán una fiesta de bienvenida para 2000 asistentes a la Convención en el histórico edificio de la Cámara de Comercio de Hamburgo, en el corazón de la ciudad.
Domingo
El reconocido National Youth Ballet, cuyo director general, John Neumeier, celebrará su 80° cumpleaños y su 46° temporada con la compañía de ballet de la Ópera Estatal de Hamburgo el próximo año, dará una función para los asistentes a la Convención. (Atención aficionados al ballet: la 45ª edición de las Jornadas de Ballet de Hamburgo comienza poco después de que finalice la Convención, el 16 de junio).
Lunes
La COA ha reservado el nuevo y emblemático monumento arquitectónico de Hamburgo, la Elbphilharmonie, para dos recitales de música clásica. Celebrado por su arquitectura y su acústica, el edificio también ofrece impresionantes vistas de la ciudad y su puerto.
Martes
Los clubes de la localidad organizarán eventos de hospitalidad anfitriona. ¡Disfruta la experiencia de la Gastfreundschaft alemana!
Eventos públicos
La COA también está planificando varios eventos públicos gratuitos, incluido un recorrido en bicicleta de 14 días en el cual participarán aproximadamente 200 ciclistas que saldrán desde Austria, y recorrerán Alemania hasta llegar a Hamburgo. Cada día, el grupo se detendrá para participar en un evento para sensibilizar al público sobre la polio. Los rotarios de Hamburgo y sus alrededores pueden unirse al “pelotón” durante los últimos 20 kilómetros, llegando al Rathaus (Ayuntamiento o Municipalidad) la mañana del sábado 1 de junio. Los pasajeros deben inscribirse con antelación, aunque todos los que vengan serán bienvenidos a la plaza del Rathaus para celebrar el final del recorrido. Mientras tanto, una de las principales vías de la ciudad contará con stands para informar al público acerca de las seis áreas de interés de Rotary.
La destrucción ocasionada por la guerra no puede medirse en la misma escala. Durante los 10 días de bombardeo en julio de 1943, perdieron la vida aproximadamente 40 000 personas y fueron destruidos barrios enteros. Para entender mejor lo que ocurrió, visitamos el memorial de San Nikolai, la más alta de las cinco iglesias principales de Hamburgo. St. Nikolai se conserva sin haber sido reconstruida, como monumento a todas las víctimas de la guerra. Su cripta alberga un pequeño e impactante museo que incluye descripciones y testimonios de los habitantes de Hamburgo, y también de la tripulación de los propios bombarderos.
Mientras caminamos por la ciudad, otro recordatorio de la Segunda Guerra Mundial está a nuestros pies: Stolpersteine, o "piedras en el camino". Estas placas de bronce están ubicadas entre los adoquines frente a edificios donde judíos, gitanos, personas gay, disidentes y otras víctimas de los nazis vivieron sus últimos días en la ciudad. Cada placa lleva grabado el nombre de una persona y, en la mayoría de los casos, su año de nacimiento, deportación a un campo de exterminio y muerte. Concebidas en 1996 por el artista berlinés Gunter Demnig, las piedras se encuentran ahora en ciudades de toda Europa.
Desde Deichstrasse, nos dirigimos por un estrecho callejón hasta el canal detrás de la fila histórica de casas de mercaderes. Aquí llegaban productos desde los puertos de todo el mundo, se entregaban en embarcaciones y se almacenaban en la planta baja de una casa; en el segundo piso, generalmente había oficinas y un gran espacio de recepción para los clientes, mientras que la familia vivía en el piso más alto. Los canales también definen el distrito cercano llamado Speicherstadt, donde las estrechas vías fluviales entre altos almacenes de ladrillos, o Speicher, configuran un ambiente que es a la vez típico del norte de Alemania, pero con cierto toque veneciano.
La uniformidad decimonónica de Speicherstadt cede a la estética moderna del vecino HafenCity. Cuando finalice en 2030, este proyecto urbanístico junto al río, con tiendas, restaurantes, apartamentos y oficinas constituirá una amalgama de edificios antiguos y modernos diseñados, entre otros, por Renzo Piano, Rem Koolhaas y Philippe Starck, casi duplicará el tamaño del centro de la ciudad.
El punto arquitectónico destacado de HafenCity ya está donde debe estar: la citada sala de conciertos Elbphilharmonie, de 26 pisos y dos años de antigüedad. (Ninguno de los edificios de Hamburgo se eleva más que el campanario de la principal iglesia de la ciudad.) La base del edificio, un almacén de ladrillo reciclado para nuevo uso sustenta una superestructura de cristal que evoca las olas de un mar embravecido. Su terraza de nivel medio ofrece los contrastes de las distintas perspectivas que retratan el espíritu de la ciudad: en una dirección, una vista del Elba y las grúas gigantes que bordean el inmenso puerto, que ocupa casi 71 kilómetros cuadrados de tierra y agua en el lado opuesto del río; y en la otra dirección, la ciudad propiamente dicha, con su Rathaus y las torres de los Santos Nikolai, Michaelis, Petri, Jacobi y Katharinen.
‘Hamburgo es una ciudad muy especial, una ciudad muy abierta, una de las más modernas de Alemania, tanto en lo arquitectónico como en la actitud", afirma Knaack. Esta perspectiva cosmopolita es una consecuencia de 800 años de historia como puerto libre, no solo como una ciudad, sino como ciudad-estado independiente. El nombre oficial de la ciudad, Freie und Hansestadt Hamburg –Ciudad libre y hanseática de Hamburgo– nos recuerda que Hamburgo fue uno de los pilares de la Liga Hanseática, confederación de ciudades del norte de Europa que dominó el comercio en el mar del Norte y en el Báltico desde 1200 a 1500.
“Vivimos desde el puerto", agrega von Möller. "Ahí es donde respira Hamburgo. Es nuestra puerta de entrada al mundo".
Para ver de cerca los enormes cargueros, Knaack y von Möller recomiendan uno de los cruceros que parten del Landungsbrücke, muelle flotante en el barrio de St. Pauli. La embarcación nos lleva río abajo hasta el barrio de Övelgönne, donde las villas de la ladera desembocan en una concurrida playa. Al pasar vemos el U-434, un submarino ruso convertido en un museo, y el Altona Fischmarkt. Volviendo río arriba, nos encontramos con embarcaciones en dique seco y observamos cómo se cargan enormes buques con hasta 20 000 contenedores. Por último, pasamos por Rickmer Rickmers, otro barco museo, antes de dar la vuelta bajo el Elbphi y regresar al muelle.
En St. Pauli, el Reeperbahn, una larga calle donde los fabricantes de cuerdas exponían para la venta sus productos de cáñamo, estaban ubicados los “abrevaderos” de los marineros durante más de un siglo. En 1848 el distrito contaba con 19 burdeles legales. Desde que los Beatles vivieron aquí a principios de la década de 1960, tocando conciertos nocturnos en el Kaiserkeller y el Star Club, este barrio se ha vuelto mucho más respetable.
"Mi esposa y yo siempre venimos al Reeperbahn los sábados de noche. Vamos a los teatros ", nos cuenta Andreas Wende, presidente de marketing de la COA y socio del Club Rotario de Ahrensburg. "Es típico que tanto hombres como mujeres de entre 20 y 40 años vayan al Reeperbahn los viernes y sábados por la noche. Empiezan la juerga a las 10 u 11 de la noche del sábado, siguen de fiesta hasta las 5 o 6 de la madrugada, y culminan la parranda en el Fischmarkt el domingo por la mañana” una especie de Amanecer de un día agitado, como la conocida canción de los Beatles, pero al revés.
El eficiente sistema de transporte público de Hamburgo es otra gran forma de ver los lugares de interés de la ciudad; los pases se incluirán en la inscripción para la Convención de Hamburgo. "Tendrás acceso a tranvías, transbordadores y toda la red", señala John Blount, presidente del Comité de la Convención.
Esta ciudad que se enorgullece de ser una puerta de entrada al orbe, y que alberga el primer club rotario de Alemania, Hamburgo es un lugar ideal para reunir rotarios de todo el mundo. El tema de la Convención, Disfruta cada momento, "se refiere al poder, el potencial y la fuerza que Rotary tiene en tu vida y en el mundo", afirma Blount. "Queremos disfrutar dónde estamos y lo qué podemos hacer: las posibilidades de Rotary como organización en general y en nuestros clubes. Queremos que vengas para disfrutar de esa experiencia incomparable ".
El Messe, centro de convenciones de la ciudad, se encuentra en una zona céntrica, a unos 10 minutos a pie de los principales hoteles de convenciones, y de fácil acceso en transporte público. La sede está cerca de varios barrios donde no faltan restaurantes, cafés, tiendas y parques: el bohemio Karolinenviertel; el suntuoso Rotherbaum; el antiguo barrio judío Grindel, convertido en el frondoso barrio universitario, y el muy de moda Schanzenviertel, posiblemente muy atractivo para los rotarios jóvenes y los rotaractianos.
De vuelta en Altstadt (el Casco Antiguo), la Mönckebergstrasse, que se extiende aproximadamente desde la estación de tren principal hasta el Rathaus, es la principal arteria comercial de la ciudad. Por otra parte, en Neustadt pueden admirarse las boutiques donde se lucen prendas de alta costura, y, a la hora de comer, más de 100 tiendas y restaurantes ocupan los cinco pisos del Europa Passage. Y eso es solo una muestra de las ofertas de Hamburgo, que apenas hemos empezado a explorar cuando concluye nuestra estancia de cinco días.
Anton y yo recién ahora descubrimos el verdadero encanto de la ciudad, precisamente ahora que nos marchamos, pero con la firme intención de volver cuanto antes. Los hamburgers (hamburgueses), como se conoce a sus habitantes, han construido una urbe para su propio disfrute, aunque comparten alegremente con los visitantes su cultura y atracciones, sus museos, parques, teatros, restaurantes y cafés.
Te esperamos en Hamburgo el 1 de junio de 2019. ¡Te lo recomendamos!
Para más información sobre la Convención de Rotary, del 1 al 5 de junio de 2019, y para inscribirte, ingresa en riconvention.org.
Necesitamos propuestas de sesiones en inglés, francés, alemán, italiano, portugés y español. Para más información y remitir tu propuesta, visita on.rotary.org/IC19sessions. El plazo para enviar las propuestas vence el 30 de septiembre.
Los residentes de la ciudad nos recomiendan sus lugares y recorridos favoritos
“Navegar en el Alster exterior; conducir por la Elbchaussee hacia los restaurantes con estrellas Michelin Landhaus Scherrer y Le Canard Nouveau; y explorar la villa Blankenese, en la ribera del río” – Andreas von Möller, copresidente de la COA
“El Café Paris en el centro de la ciudad. Tienen una tarta de chocolate que le encanta a mi padre, aunque mi especialidad predilecta es el desayuno para dos con champaña”. – Yvette Grave, Club Rotario de Hamburg-Winterhude
“Date un paseo junto al Alster exterior. El lugar es genial y desde ahí puedes ver gran parte de Hamburgo. Hay un café o un restaurante cada 500 metros. El mejor es Portonovo, restaurante italiano con vistas del lago espectaculares”. – Andreas Wende, presidente de marketing de la COA
“El Fischmarkt es un mercado al aire libre que funciona los domingos por la mañana, con venta de pescados, frutas, flores, recuerdos y comidas. Lo mejor es comenzar la parranda el sábado por la noche en St. Pauli y desde allí ir directamente al Fischmarkt y pedir Fischfrikadellen (hamburguesas de pescado en un panecillo).” – Gundula Miethke, especialista en Comunicaciones Regionales de Rotary.
“Después de la Convención no te vayas: quédate y conoce nuestros mares. El Mar del Norte y el Báltico están a una hora o dos de viaje. Lübeck, en la costa del Mar Báltico, es una ciudad antigua y hermosa”. – Yvette Grave
“Hamburgo es una ciudad puerto donde el pescado es bueno en todas partes. Tenemos, por ejemplo, el restaurante Fischereihafen, uno de los mejores de Alemania”. – Andreas Wende
“Si buscas buen pan alemán, no pierdas el tiempo y dirígete a Bäcker Gaues en el Europa Passage. Toma nota, también, de Dat Backhus, es una cadena de panaderías pero el pan es bastante bueno. Pide Franzbrötchen, una dulce especialidad de Hamburgo, con canela y azúcar”. – Gundula Miethke
Libros relacionados con Hamburgo
Hamburg: A Cultural History, de Matthew Jefferies
Toda ciudad merece un libro así. Conciso y lleno de datos interesantes. Se remonta a los comienzos de la historia de la ciudad y describe los barrios, puntos destacados, valores, costumbres y a su gente.
Los Buddenbrook de Thomas Mann
Esta saga de una familia, data de 1901 y se ubica en las inmediaciones de Lübeck, ciudad natal del autor y Premio Nobel. Al igual que Hamburgo, Lübeck formó parte de la Liga Hanseática, una ciudad puerto poblada por comerciantes y mercaderes.
Inferno: The Fiery Destruction of Hamburg, 1943 de Keith Lowe
Esta obra de historia, se sustenta en una rigurosa investigación. Se describen los bombardeos aéreos de los Aliados a la ciudad de Hamburgo durante la Segunda Guerra Mundial, desde el punto de vista de los residentes y de los tripulantes de los bombarderos.
The End: Hamburg 1943 de Hans Erich Nossack
Este relato de un testigo de los hechos, escrito tres meses después del bombardeo, refleja con vívida claridad el propio evento y las consecuencias del mismo en el alma de los supervivientes.
The World That Summer de Robert Muller
Hamburgo en 1936 es el escenario de este relato semi-autobiográfico de un muchacho cuya vida registró profundamente la influencia de ese momento y ese lugar.
Baby’s in Black: Astrid Kirchherr, Stuart Sutcliffe, and the Beatles de Arne Bellstorf
Los fans de los Cuatro Magníficos pueden retroceder a comienzos de la década de 1960 y deleitarse con las anécdotas de un grupo de estudiantes de bellas artes de Hamburgo que se hacen amigos de los aún desconocidos músicos de Liverpool.