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Una ingeniera se sumerge en la ciencia del agua

Una becaria de Rotary dedica sus conocimientos a satisfacer una necesidad humana esencial

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Durante su infancia en Caracas, Isis Mejías veía con perplejidad que ella y sus vecinos de la capital venezolana no podían contar con un acceso regular al agua y que, cuando lo tenían, podía causarles diarrea u otras enfermedades. «Sentí que necesitaba entender por qué sucedían ciertas cosas en mi país», explica. «Sentía mucha curiosidad por saber cómo la ciencia podría ayudarme a descubrir la razón». 

Mejías heredó su amor por el aprendizaje y su pasión por la ciencia de su padre, un ingeniero. «Mi padre nos contaba historias sobre cómo recogía algodón para comprarse su primer uniforme para ir a la escuela, de cómo trabajó desde muy joven para comprar lápices, papeles y libros», dice. «Pero así era su dedicación hacia la educación, y transmitió a sus hijos toda esa pasión por el estudio».  

Como estudiante de secundaria en Houston, adonde su familia se mudó en 2001, Mejías se centró en la química con la vista puesta en sus aplicaciones prácticas y altruistas. «No sabía necesariamente que iba a estudiar algo relacionado específicamente con el agua», señala. «Pero sabía que tenía ese deseo de ayudar a los demás, de trabajar por los derechos humanos y [garantizar] que todo el mundo tuviera las cosas a las que debería tener acceso».

Incluso en la escuela secundaria, Isis Mejías entendió que quería aplicar su educación científica a causas altruistas. «Sabía que tenía ese deseo de ayudar a los demás, de trabajar por los derechos humanos y [garantizar] que todo el mundo tuviera las cosas a las que debería tener acceso».

Image credit: Trish Badger

En la Universidad de Houston, Mejías siguió el camino de su padre y obtuvo una licenciatura en ingeniería química y biomolecular. («De tal palo, tal astilla», dice). También comenzó a trabajar con Ingenieros Sin Fronteras, una organización de voluntarios que ayuda a las comunidades a encontrar formas de satisfacer las necesidades humanas básicas. Fue cofundadora de una sección de esta organización en la Universidad de Houston y, tras graduarse en 2008, pasó tres años trabajando en uno de sus proyectos en Kenia, donde ayudó a dotar de un sistema fiable de distribución de agua a un hospital.

Isis Mejías

  • Becaria de Rotary financiada mediante una subvención global, 2012-2013
  • Doctorada en ingeniería ambiental, Universidad de Houston, 2014
  • Doctorada en ingeniería sanitaria y ambiental, Universidad de São Paulo, 2014 
  • Socia, ciberclub Rotario de Houston, desde 2016 hasta la actualidad

Mientras recaudaba fondos para el componente de tratamiento de agua del proyecto, Mejías sostuvo una conversación con Bill Davis, socio de lo que ahora es el Club Rotario de Lake Houston Area. «Nos reunimos en un Starbucks», dice. «Me habló de Rotary: me explicó qué era y qué hacían en sus áreas de interés. Quedé enamorada». 

Juntos, Mejías y Davis presentaron una solicitud de subvención global y obtuvieron 61 000 dólares para apoyar el proyecto de agua de Kenia con un sistema de filtro y cloración y un sistema de baterías para contar con energía de reserva. Esa experiencia formó parte de la educación continua de Mejías en lo que ella llama «el poder de formar parte de una organización como Rotary, donde puedes convertir tus sueños en acción». 

Mientras trabajaba en la propuesta de subvención, Davis le preguntó a Mejías sobre sus planes. «Esa fue una pregunta muy importante», recuerda Mejías. «Estaba en un momento en el que necesitaba decidir qué hacer con mi vida». Davis le habló de las becas financiadas mediante subvenciones globales de Rotary, y Mejías aprovechó la oportunidad. A pesar de tener solo unos días para escribir su propuesta y prepararse para la entrevista, obtuvo la beca.  

Mejías ya había sido aceptada en un programa de posgrado en la Universidad de Houston; ahora, trabajando con su asesor allí, acordó usar su beca para estudiar simultáneamente en la Universidad de São Paulo en Brasil, donde tenía la intención de concentrarse en ingeniería ambiental y tratamiento de aguas. «Pensé en la verdadera razón por la que quería continuar mi educación», afirma. «Independientemente del resultado de mi investigación [doctoral], me di cuenta de que necesitaba enfocar mis soluciones en aquellas personas que más lo necesitaban: las que no pueden permitirse pagar tratamientos complejos del agua»". 

En febrero de 2019, Isis Mejías trabajó en Kalisizo (Uganda), en un proyecto financiado por una subvención global dedicado al agua, el saneamiento y la higiene.

Cortesía de Isis Mejías

Durante dos años de trabajo de campo y en el laboratorio, Mejías creó un biofiltro económico que utiliza bacterias para eliminar metales del agua. Mientras estaba en la escuela de posgrado, también participó en proyectos de Rotary que fomentaron la colaboración entre clubes de Texas y Brasil. «El objetivo de la beca, además del trabajo académico, era construir relaciones duraderas y ampliar la labor de Rotary», afirma. 

Ahora, con un doctorado en mano, Mejías es directora de consultoría en Environmental Resources Management (ERM), que ella describe como «la consultoría de sostenibilidad más grande del mundo». También fundó su propia empresa, Global Wash, organización no gubernamental que ayuda a grupos y comunidades a implementar proyectos hídricos esenciales. «Quería transmitir mi experiencia en las fases de planificación, ejecución y monitoreo», explica. «Queremos construir proyectos sostenibles que las comunidades en su conjunto hagan propios y mantengan en el tiempo». 

Hoy en día, Mejías es socia y expresidenta del ciberclub Rotario de Houston, ya que se adapta a su calendario de viajes. «El ciberclub me abrió las puertas para continuar en Rotary», afirma. «Pudimos hacer proyectos maravillosos mientras yo era presidenta». 

El principal de ellos fue un proyecto que permitió el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades infecciosas en Barquisimeto (Venezuela). Con el respaldo de una subvención global por un monto de 36 000 dólares y en estrecha colaboración con el Club Rotario de Barquisimeto-Nueva Segovia, el ciberclub de Houston estableció una asociación con un hospital en Barquisimeto y, especialmente, con la Incubadora Venezolana de la Ciencia (IVC), una ambiciosa organización sin fines de lucro dedicada al estudio de las enfermedades tropicales desatendidas.  

Una vez en marcha, el proyecto recibió elogios de la revista Science. «Con la ayuda de La Fundación Rotaria,», informó la prestigiosa revista en su edición de marzo de 2022, «La IVC acaba de abrir lo que la co-líder Isis Mejías, consultora ambiental en Houston, califica como el ‘primer laboratorio de diagnóstico molecular de vanguardia’ de Venezuela... Ayudará a detectar patógenos responsables de todo, desde la enfermedad de Chagas y la lepra hasta la leishmaniasis, el Zika, el Mayaro y el paludismo». 

Por si fuera poco, Mejías también es embajadora del Grupo de Acción de Rotary de Agua, saneamiento e higiene (WASH), y frecuentemente consulta con clubes y distritos sobre proyectos relacionados con el agua. La pasión de su infancia por poner sus conocimientos científicos al servicio de la labor humanitaria brilla más que nunca, al igual que su compromiso con Rotary. «No sé qué nos deparará el futuro», dice Mejías, aunque hace una predicción: «Seguiré siendo rotaria hasta el día de mi muerte».

 

Este artículo fue publicado originalmente en el número de marzo de 2024 de la revista Rotary.

Descubre cómo el Grupo de Acción Rotaria de WASH apoya y garantiza programas sostenibles y duraderos de suministro de agua potable, saneamiento e higiene para las comunidades necesitadas.