Por qué debemos ayudar a otros
¿Funciona la ayuda al desarrollo? Sí, y el economista Steven Radelet tiene los datos para demostrarlo
El pesimismo está de moda. Seguimos escuchando que las cosas han empeorado. ¿Pero es cierto? Steven Radelet sostiene que, en todo el mundo, la vida de las personas ha mejorado enormemente en los últimos 20 años y nos recomienda consultar la información disponible: Desde principios de la década de los años 90, mueren 6 millones menos de niños cada año, muertes debidas a enfermedades, millones más de niñas asisten a la escuela y más de mil millones de personas salieron de la pobreza extrema.
Radelet, economista especializado en el desarrollo de la Georgetown University, cuyo libro más reciente es The Great Surge: The Ascent of the Developing World, afirma que la clave para entender el progreso es dar un paso hacia atrás y ver la imagen completa.
“Con frecuencia miramos a los países por separado u observamos un periodo de unos pocos años. No vemos toda la película porque estamos mirando unos pocos fotogramas”, expresó. “Ha habido más progreso entre los pobres del mundo en los últimos 25 años que en cualquier otro momento de la historia de la humanidad”. Reconoce que este progreso no ha abarcado a todos, pero dice que “la historia que no se cuenta” es la reducción de la pobreza, el aumento de ingresos, las mejoras en la salud y la expansión de la libertad alrededor del mundo.
Radelet, director del Programa de desarrollo humano global en Georgetown y asesor de economía de Ellen Johnson Sirleaf, Presidenta de Liberia, ha trabajado en docenas de países en desarrollo, principalmente en África y Asia, por 30 años. Su trabajo se ha enfocado en el crecimiento económico, la educación, el comercio y la administración de deudas. Ha asesorado a gobiernos y ha desempeñado altos cargos en USAID y en el Departamento de Estado y el Ministerio de Hacienda de los Estados Unidos. Radelet conversó con Vanessa Glavinskas, nuestra editora colaboradora en Washington, D.C.
P: Bono, líder del grupo U2 y filántropo, llamó a The Great Surge un estudio de los “mayores éxitos de la humanidad”. ¿Qué considera usted como el logro mundial más importante en las dos últimas décadas?
R: Los avances que han tenido lugar son inmensos: la reducción de la pobreza, el incremento en los ingresos, las mejoras en la salud y la educación, la disminución de conflictos y de guerras, y la propagación de la democracia. Pero creo que hay algunos que vale la pena destacar.
El número de personas alrededor del mundo que vive en extrema pobreza (definida por el Banco Mundial como menos de $1.90 al día) ha disminuido en mil millones de personas durante los últimos 25 años. Empezó a bajar en la década de los 90 y bajó de una manera increíblemente rápida. Mucho de esto ocurrió en la China y la India, pero está sucediendo en unos 60 países alrededor del mundo.
Asimismo, las mejoras en la salud fueron extensas. La esperanza de vida al nacer ha aumentado en los países en desarrollo de 50 años a 65 años. La gente vive más porque estamos avanzado en la lucha contra enfermedades como el VIH/SIDA y el paludismo. Asimismo, hemos logrado erradicar la viruela, y estamos acercándonos a la erradicación de la polio, gracias a la ayuda de Rotary. Desde 1960, el número de niños alrededor del mundo que muere antes de cumplir 5 años ha disminuido en un 76%. Esto continúa siendo demasiado alto, pero es una inmensa mejoría. Millones de niños viven más tiempo, cuentan con mejor salud, están yendo a la escuela y viven en menor pobreza. Lo que vale la pena destacar sobre esto es que la mejoría en la salud de los niños es universal: La tasa de mortalidad infantil ha disminuido en todos y cada uno de los países del mundo desde 1980. No sé de ningún otro indicador socioeconómico que haya mejorado en todos y cada uno de los países del mundo al mismo tiempo. Este es uno de los más grandes logros en la historia de la humanidad – y casi nadie lo sabe.
Por último, cerca del 80 por ciento de las niñas completan ahora la escuela primaria. Hace un par de décadas esa cifra era menor que un 50%. Casi hemos duplicado el porcentaje de niñas que están recibiendo una educación escolar primaria y sabemos que cuando educamos a una niña, ella tendrá mejores oportunidades en cuanto a ingresos, no se casará tan joven, tendrá menos hijos, y sus hijos tendrán una mejor salud, más probabilidades de ir a la escuela y mejores oportunidades en cuanto a ingresos. Sabemos estas cosas con certeza. Pero aún nos falta mucho camino por recorrer. Son muchas más las niñas que necesitan tener acceso a esto, la calidad de educación tiene que mejorar y las niñas tienen que pasar de la escuela primaria a una escuela secundaria.
P: ¿Qué es lo que hemos hecho bien durante los últimos 20 años para llegar a este punto?
R: Parte de ello se debe a que hemos dejado de hacer lo que veníamos haciendo mal, en particular, me refiero a la Guerra Fría y al colonialismo que la precedió y que se derrumbó a finales de la década de los 1980 y los años 90. Los países en desarrollo de hoy vivieron bajo el colonialismo durante largo tiempo. No pudieron establecer sus sistemas de gobierno propios. No tenían un buen sistema de educación ni de salud. Luego, los gobiernos coloniales fueron en su mayoría reemplazados por dictaduras que los Estados Unidos y la Unión soviética apoyaron, y francamente, en aquellos días no nos interesaba mucho el progreso global. Lo importante era derrotar a la Unión Soviética y al comunismo.
Todo eso empezó a derrumbarse después de la muerte de Mao Zedong y cuando China, bajo el gobierno de Deng Xiaoping, empezó a moverse en una nueva dirección. En 1989, se derrumbó el Muro de Berlín y el comunismo se derrumbó con el muro. Eso impulsó un movimiento dirigido hacia políticas económicas basadas en el mercado y a sistemas que coincidían con dejar atrás las dictaduras para dar la bienvenida a democracias. Hoy, cerca de dos tercios de los países en desarrollo son democracias.
La integración global que incrementó las oportunidades para el comercio ha sido de suma importancia. Los países en desarrollo cuentan hoy con un mayor acceso a las tecnologías de los mercados globales: tecnologías agrícolas, tecnologías de salud (como vacunas), nuevas fuentes de agua, nuevos recursos de energía, tecnologías informáticas, teléfonos móviles. Es a través de la globalización que un niño en el norte de Mozambique puede recibir una vacuna que se fabricó en un laboratorio de Indiana en Estados Unidos.
Y estamos viendo toda una nueva generación de líderes en los países de desarrollo, tal como líderes gubernamentales, líderes de la sociedad civil y líderes empresariales dirigir a sus países en nuevas direcciones.
P: Rotary está compuesto de ese tipo de líderes. ¿Qué rol pueden tener los rotarios en el progreso global?
R: enemos la tendencia de enfocarnos en los líderes nacionales, pero hay cientos y miles y millones de líderes locales que, de manera colectiva, son inmensamente importantes en lo que a progreso se refiere. Lo que observamos en grupos como Rotary son líderes locales que ayudan al progreso de un asunto en particular. Los antiguos gobiernos coloniales o las viejas dictaduras les hubieran puesto un alto, pero ahora ellos tienen la libertad de avanzar y están empleando sus conocimientos, sus recursos financieros y su energía para combatir la polio, comprar libros para las escuelas locales o asesorar a las pequeñas empresas.
P: Aun así, el progreso todavía no ha llegado a todos. ¿A quiénes se les ha dejado de lado?
R: El progreso sobre el que hablo afecta a casi dos tercios de los países en desarrollo. Tiene un impacto positivo en cientos de millones de personas. Pero aproximadamente un tercio de los países en desarrollo no está progresando mucho, excepto en el tema de salud. Esos países son los que vemos en las noticias, y es por eso que pensamos que casi no hay progreso. Si prendes la televisión o escuchas la radio, siempre escuchamos sobre lo que está yendo mal con el mundo y no sobre lo que está yendo bien.
No escuchamos que las muertes debidas al paludismo han disminuido un 50% ni tampoco escuchamos sobre las exitosas elecciones en Ghana o en Indonesia. Escuchamos sobre elecciones que fracasaron, la violencia y los brotes de enfermedades. Creo que eso es lo que nos despista.
Pero el progreso no se ha dado en todas partes. Sigue habiendo países que todavía están dirigidos por dictadores, lugares como el Zimbabue de Robert Mugabe. Lugares con gobiernos ineficientes como Haití o Venezuela, que pasaron de una democracia a lo que es, en la práctica, una dictadura. Todavía existen muchos países que cuentan con un liderazgo muy deficiente. A pesar de que, en general, hay menos conflictos de los que había hace 30 años, muchos de los países que se han quedado en esta situación, todavía se ven afectados por conflictos o están geográficamente aislados, como Afganistán, Burkina Faso o Malí.
P: ¿Por qué tendemos a olvidarnos de lo malo que ocurrió en el pasado?
R: Hasta cierto punto, estás preguntando sobre la psicología del pensamiento humano, y yo no pretendo ser un experto en este campo. Pero algunos psicólogos sostienen que los humanos están programados, como cuestión de instinto de conservación, a enfocarse en los riesgos. Estamos programados a enfocarnos en lo que está yendo mal y no necesariamente en lo que está yendo bien. El segundo motivo, es que la memoria falla. Tendemos a pensar que todo tiempo pasado fue mejor, cuando, en muchos casos, el pasado fue mucho peor. Cuando pensamos en los países en desarrollo, nos olvidamos que en la década de los 80 la mayoría de los países de Centroamérica estaban en guerra y casi toda América Latina estaba gobernada por dictadores. Colombia firmó un acuerdo de paz en el mes de noviembre, lo que significa que no existe ningún conflicto activo en el hemisferio occidental por primera vez en muy largo tiempo.
P: En los Estados Unidos, hemos estado escuchando que las cosas están peor de lo que solían estar. ¿Es eso cierto?
R: Sin duda, tenemos nuestros problemas y nuestras dificultades. En los Estados Unidos, no hemos tenido tanto progreso en los últimos 30 años. Nuestros ingresos medios no han cambiado mucho, aunque por fin aumentaron en años recientes. La desigualdad de ingresos está peor. ¿Pero es el progreso que vemos en las otras partes del mundo responsable de los problemas que tenemos aquí en nuestro país?
Yo considero que nosotros, como país, no hemos respondido apropiadamente a las fuerzas de la globalización. No hemos hecho lo suficiente para ayudar a los trabajadores estadounidenses que han sido desplazados por la nueva competencia proveniente de China, de la India o de Brasil, ni tampoco para adaptarnos a las tecnologías cambiantes. Tenemos que mejorar nuestra educación, los programas de capacitación, los programas de pasantía, invertir en nuestra infraestructura. La gente está intranquila por el auge de otros países porque eso ejerce presión en algunos estadounidenses. Pero yo considero, y la historia lo ha demostrado, que cuando otros países son más prósperos y están mejor gobernados, todo eso es mejor para nosotros.
El conflicto que vemos en el mundo no proviene de los países que han hecho grandes progresos sino de los países que han quedado atrás. Es por eso que necesitamos incrementar el progreso, pero también tenemos que hacer un mejor trabajo e invertir en los estadounidenses que se han quedado atrás. Ambos están vinculados. Reaccionar precipitadamente, deteniendo el progreso en otros lugares, cerrando las fronteras, cerrándole el paso al comercio, significa que hay una falla en nuestro sistema político. Una mejor solución sería continuar nuestro progreso para invertir en nuestra gente y en nuestra infraestructura para poder competir mejor.
P: En la actualidad, hay como 65 millones de personas que están desplazadas en todo el mundo. ¿Qué tipo de efecto desestabilizador va a tener esto?
R: La crisis de los refugiados es, en gran medida, el resultado del conflicto en Siria y en el Medio oriente, el lugar del mundo que ha tenido el menor progreso, tanto económico como político. La gente se va de su país porque hay conflicto y violencia en casa o porque no pueden disponer de las oportunidades económicas y libertades políticas que desean. Cuánto más progreso vea la gente en sus países, mayores serán las oportunidades económicas que vean para ellos y para sus hijos, mayor será el sentimiento de que cuentan con un gobierno que les responde, mayor será el deseo de querer quedarse en su país. Cuando eso suceda, no emigrarán a Europa ni emigrarán aquí.
En realidad, la inmigración de México hacia los Estados Unidos ha disminuido en los últimos ocho años, en gran parte porque México está avanzando en su desarrollo. Ese progreso es fundamental para muchas de nuestras metas a largo plazo con respecto a la seguridad y la estabilidad alrededor del mundo.
P: ¿Qué pueden hacer los rotarios para fomentar este tipo de progreso?
R: Los rotarios pueden contar el progreso alcanzado en sus comunidades para que así la gente no piense que los esfuerzos para el desarrollo están condenados al fracaso. Los socios de Rotary pueden resaltar que la ayuda internacional también es, a la larga, favorable para los Estados Unidos. Los programas de Rotary mejoran la salud y la educación. Hagamos saber a todos que estas cosas están funcionando. Considero que el trabajo que realiza Rotary para erradicar la polio es un gran ejemplo de cómo una organización puede hacerse cargo de un problema y tener un resultado tan enorme. Me gusta mucho dar charlas a grupos de rotarios porque son eventos divertidos y llenos de energía, además a ellos asisten muchas personas comprometidas a hacer del mundo un mejor lugar.
P: ¿Cuál fue la motivación para escribir “The Great Surge? ¿Quería recordarle a la gente que sí hay buenas noticias?
R: En losl últimos años, me sentí frustrado por la diferencia que existe entre el progreso que veo en los países de desarrollo y los comentarios que escucho de que no existe tal progreso. He leído en la prensa sobre cómo la gente cree que la ayuda internacional no funciona, que nunca hay progreso y que el mundo está lleno de dictadores, hambrunas y pobreza. Pero esa no es lo que yo veo en el terreno, o lo que los datos sobre el desarrollo me muestran. Yo escribí el libro para ayudar a las personas a rechazar el pesimismo precipitado. Así, cuando alguien dice: “Todos estos esfuerzos fracasan, todo lo que hacen es ayudar a dictadores corruptos”, ustedes puedan contestar: “No, en realidad, sí funcionan y los dictadores corruptos están desapareciendo, y los países están creando sistemas propios.” La gente puede combatir el pesimismo con información que está disponible.
P: Si los últimos 20 años han sido un periodo de gran progreso, ¿cómo vislumbra usted los próximos 20 años?
R: El futuro depende de las acciones, del compromiso y de las decisiones que tomemos hoy. En el libro, yo describo tres supuestos. En uno, el progreso desigual continúa por los próximos 20 años, con muchos inicios fallidos y retrocesos. Otra posibilidad es que el progreso se detenga porque la economía del mundo se desacelera y algunos países tengan problemas con el liderazgo y las elecciones. Y una tercera posibilidad es que retrocedamos debido a cambios climáticos o a conflictos de otro tipo. Todos son posibles. Mahatma Gandhi dijo: “El futuro depende de lo que hagamos hoy”.
Creo que lo más probable es el supuesto de un progreso continuo. Quizá eso refleje la confianza que tengo en la sociedad humana de que al final hará mayormente lo correcto. Pero van a tener que tomarse grandes decisiones. Se van a necesitar inversiones importantes en tecnologías nuevas en cuanto a fuentes alternativas de energía. Se va a tener que invertir en cosas como la desalinización del agua para bajar el costo de crear agua dulce. Tenemos la capacidad, tenemos los conocimientos, tenemos los recursos. De lo que no estoy muy seguro es que vayamos a ser capaces de tomar las decisiones para hacerlo.
Pero no va a suceder por sí solo. Necesitaremos liderazgo, sacrificio, compromiso y deseo de trabajar juntos. Pero si lo hacemos, estaremos en una mejor situación, junto con el resto del mundo.
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