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Rotarios coreanos se apresuran a prestar ayuda tras un trágico accidente aéreo

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El «Food Truck of Love» sirve 2000 comidas al día a los integrantes de los equipos de socorro

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Mientras pasaba la mañana con su nieto, Hyun Ok Baek vio las noticias en la televisión: se había producido un trágico accidente aéreo en el Aeropuerto Internacional surcoreano de Muan.

El vuelo 7C2216 de Jeju Air, procedente de Bangkok, se estrelló contra una barrera de la pista durante el aterrizaje. El accidente, registrado el 29 de diciembre se cobró la vida de 179 pasajeros, incluido un socio de Rotary, y causó conmoción en todo el país.

«Ese día no pude almorzar», comenta Baek, gobernadora del Distrito 3710, que incluye el condado de Muan en Corea. Inmediatamente se preguntó: ¿Cómo podría ayudar Rotary? «Mi mente no dejaba de dar vueltas al papel que podíamos desempeñar tras esta tragedia», afirma.

Geun-Heong Yang, rotario y bombero voluntario, le informó de que los equipos de socorro carecían de agua, comida caliente y un lugar caldeado donde descansar. Ella también se puso en contacto con el secretario del Distrito 3710, Heng Shim, cuya experiencia en las labores de respuesta ante catástrofes la ayudó a tomar una decisión rápida e informada.

No perdieron el tiempo.

En cuestión de horas, se enviaron mensajes al chat del grupo de voluntarios del distrito, convocando a los socios que estaban en condiciones de ayudar. Rápidamente se reunieron suministros como agua embotellada, café, ramen y kimchi, mientras que los líderes del equipo se encargaban de coordinar los turnos y el transporte. 

«En cualquier desastre, las primeras 24 a 48 horas son vitales», señala Shim. «Antes de que los recursos gubernamentales o municipales puedan movilizarse por completo, hay una oportunidad de oro en la que la asistencia inmediata puede producir el mayor impacto». 

El equipo «Dar de Sí Antes de Pensar en Sí» del distrito, una unidad de respuesta rápida fundada en 2010 para brindar ayuda en situaciones de catástrofe o crisis, puso en marcha rápidamente sus planes. El «Food Truck of Love» del equipo estaba listo para desplegar su cocina industrial móvil capaz de preparar hasta 200 comidas a la vez.

La ayuda financiera también llegó rápidamente. Casi de inmediato, el Distrito 3710, con el apoyo de otros 13 distritos de Rotary en toda Corea, recaudó entre 30 000 y 40 000 dólares. La financiación provino de una combinación de subvenciones distritales y contribuciones de rotarios a título individual.

Ocho horas después del accidente, los vehículos de Rotary llegaron al lugar del suceso, cuyo acceso estaba muy restringido. Rotary fue la primera organización de voluntarios en llegar. Si bien se negó el acceso a muchos otros, incluidos familiares y periodistas, el claro propósito y la cuidadosa preparación de los socios de Rotary les permitió el ingreso.

«Les aseguré que nuestro camión estaba totalmente equipado para ofrecer comidas y bebidas calientes de inmediato, lo que ayudaría a sostener a los trabajadores encargados de las duras y dolorosas labores de recuperación», explica Baek.  

El «Food Truck of Love», un camión de suministros con agua y alimentos, y un todoterreno para seis pasajeros en el que viajaban amontonados 12 voluntarios, accedieron al aeropuerto y los rotarios se pusieron manos a la obra.

Socios de Rotary en Corea proporcionan alimentos y otros artículos de primera necesidad a los integrantes de los equipos de socorro que trabajan en el lugar donde se estrelló el vuelo 7C2216 de Jeju Air, cerca del Aeropuerto Internacional de Muan (Corea del Sur)

Fotografía proporcionada por el Distrito 3710

Kimchi fortuito

La escena que se encontró el equipo fue desgarradora. 

Los restos retorcidos de la cola del avión se cernían ominosamente sobre el lugar del accidente, y en el aire flotaba el olor acre del combustible de aviación y de los residuos ardiendo. Cientos de trabajadores, bomberos, agentes de policía, personal militar, investigadores forenses y personal médico participaban en una sombría y emocionalmente agotadora operación para recuperar a las víctimas y evaluar los daños. 

Los socios de Rotary instalaron el «Food Truck of Love» y una carpa a pocos metros del lugar del accidente. 

«Comenzamos a hervir agua de inmediato», recuerda Kyoung Hee Bae, líder del equipo «Dar de Sí Antes de Pensar en Sí». «La prioridad inmediata era proporcionar bebidas calientes y comidas rápidas para mantener llenos de energía a los integrantes de los equipos de respuesta».

En medio del frío, seis grandes recipientes de agua se calentaban continuamente, permitiendo un suministro constante de café caliente, té y fideos instantáneos. El equipo ofreció más de 2000 comidas al día.

Empezaron ofreciendo productos básicos sencillos pero reconfortantes: kimbap, fideos a la taza, sopa de pastel de arroz y bebidas calientes. En los días siguientes, ampliaron su menú para incluir estofado de cerdo con kimchi, sopa de algas, pan y refrigerios. También se proporcionaron calentadores de manos, mantas para las rodillas y artículos de tocador como pasta de dientes y toallas, añade Shim.

En seis días, el equipo distribuyó la asombrosa cantidad de 700 kilos de kimchi, alimento tradicional coreano. Casualmente, el distrito había celebrado su evento anual de elaboración de kimchi solo una semana antes, una tradición destinada a proporcionar kimchi a miembros desfavorecidos de la comunidad  y contaba todavía con 400 kilos. Pero pronto quedó claro que se necesitaba más. Para garantizar un suministro constante, los voluntarios contribuyeron rápidamente fondos para comprar 300 kilogramos de repollo encurtido.

En otro golpe de buena fortuna, solo dos días antes del accidente, el equipo había decidido cambiar los depósitos de gas de las cocinas, a pesar de que no estaban vacíos. 

«Hubo conversaciones sobre si debíamos esperar para sustituir el gas, pero acordamos que era mejor estar preparados», dice Bae. «No puedo imaginar qué habría pasado si nos hubiéramos quedado sin gas durante esas cruciales primeras horas». 

Los socios de Rotary trabajaban por turnos, con equipos que llegaban cada día a las 5 de la mañana para relevar a sus colegas. La mayoría de los socios realizaban turnos de 24 horas, mientras que otros permanecieron in situ durante días sin volver a sus casas, disfrutando de breves momentos de descanso en improvisadas camas de cartón en la carpa. Un voluntario sufrió una quemadura mientras cocinaba sopa de algas, y otros sufrieron agotamiento y enfermedades debido a las duras condiciones de su labor.

La gratitud de los socorristas avivó la determinación del equipo. 

«Un joven bombero se me acercó con el uniforme cubierto de hollín y me dijo: 'Esta taza de café acaba de salvarme la noche'», recuerda Shim. «Momentos como ese hacen que todos nuestros esfuerzos valieran la pena».

Integrantes de los equipos de socorro trabajan en el lugar donde se estrelló el vuelo 7C2216 de Jeju Air, cerca del Aeropuerto Internacional de Muan (Corea del Sur)

Fotografía proporcionada por el Distrito 3710

«Busca a las personas con chalecos azules de Rotary»

Si bien Shim ha participado en muchas actividades de voluntariado, esta fue la más desgarradora, señala.

«Entre los fallecidos se encontraba un compañero rotario que había viajado con sus dos hijos. Su esposa e hija no pudieron acompañarlos en el viaje debido a otros compromisos. Se suponía que iba a ser un momento especial para él: pasar tiempo con sus hijos, sobre todo con el menor, que estaba en el último curso de secundaria», dice Shim. «Perder a los tres en esta tragedia fue insoportablemente doloroso».

Baek asegura que, a pesar de la profunda tristeza, hubo momentos de orgullo y conexión.

«Trabajamos codo con codo con los equipos de socorro, ofreciéndoles no solo comida y calor, sino también la seguridad de que no estaban solos», afirma.

Para Bae, la confirmación de que realmente estaban marcando la diferencia se produjo cuando alguien presente en el lugar publicó un mensaje en Instagram destacando la labor de Rotary.  

«El mensaje indicaba que cualquier persona que necesitara comida o un lugar donde calentarse debía buscar a las personas con chalecos azules de Rotary, porque ofrecían comidas calientes y un lugar para descansar», dice Bae. 

Apoyo continuo

La ayuda de Rotary no concluyó con las operaciones de recuperación. 

Bae, quien dirige una funeraria en la cercana ciudad de Gwangju, continuó su labor de apoyo organizando los funerales de 22 de las víctimas. 

«Fue una profunda ironía pasar del lugar del accidente a organizar el último adiós a los fallecidos», señala. «Pensaba que lo más duro sería estar en el lugar del accidente, pero la verdad es que las semanas siguientes fueron aún más agotadoras emocionalmente».

Conscientes del trauma permanente al que se enfrentan las familias de las víctimas, los rotarios han puesto en marcha nuevas iniciativas para brindar apoyo a largo plazo. Baek, profesora de orientación psicológica, ha empezado a organizar sesiones para que las familias hagan frente a su duelo. También hay planes para adaptar los programas existentes para ayudar a los hijos de las víctimas a hacer frente a la situación, añade Shim. 

Mientras tanto, Baek informa que muchos miembros de la comunidad local, inspirados por la respuesta de Rotary a la tragedia, han preguntado sobre la posibilidad de afiliarse.

«Ahora les estamos ayudando a organizar un nuevo club, que se constituirá oficialmente en febrero. Es un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, hay lugar para la esperanza y el crecimiento», concluyes.

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