La energía solar amplía el acceso a la atención sanitaria
Muchos bebés nacen en el Complejo de Planificación y Servicios Sanitarios Comunitarios de Alokpatsa, centro de salud situado en el este de Ghana. Y durante años, muchos de esos bebés nacieron en la oscuridad.
«No teníamos electricidad. Lo que teníamos eran lámparas y velas», cuenta Nelson Addy, antiguo jefe de equipo del centro de la región de Oti. «Si la mujer que daba a luz sufría un desgarro y necesitábamos suturar, nos resultaba muy difícil. Teníamos que forzar la vista utilizando las linternas de nuestros teléfonos».
Eso cambió cuando el Club Rotario de Accra-Spintex, de la región metropolitana de Accra (Ghana), instaló un nuevo sistema de energía solar en el centro. El proyecto incluyó un cambio completo del cableado y, sobre todo, muchas luces.
«Nos aseguramos de que en el pabellón quirúrgico no tuvieran necesidad de usar las luces de sus teléfonos», explica Nortse Amarteifio, presidente del club Accra-Spintex, cuya empresa solar donó la mano de obra y algunos materiales para la instalación, que costó 21 000 dólares. «También instalamos farolas solares en todo el recinto y frente al hospital».
Según Addy, una de las primeras madres que dio a luz después de la instalación estaba tan contenta con las mejoras que decidió llamar a uno de sus hijos «Solar». «Parecía que todo estaba planeado por la naturaleza para que el niño viera la primera luz instalada en Alokpatsa», señala.
Soluciones solares
Anteriormente, el centro de salud de Alokpatsa se abastecía de energía solar, pero ese sistema ya no funcionaba. El personal de la clínica estaba entusiasmado con el retorno de un sistema solar. La instalación de Alokpatsa es uno de los numerosos proyectos de Rotary que utilizan la energía solar para mejorar el acceso a la atención sanitaria en todo el mundo. En los últimos doce años, clubes rotarios han instalado sistemas de energía solar en centros de salud de Nepal, Haití, Pakistán, México, Armenia, India y muchos países africanos, y aún queda mucho por hacer. Según un informe de 2023 de la Organización Mundial de la Salud, se estima que 1000 millones de personas en países de bajos ingresos son atendidas en centros de salud que carecen de un suministro eléctrico fiable o no disponen de electricidad en absoluto. En el África subsahariana, solo la mitad de los hospitales disponen de un suministro eléctrico fiable. Las condiciones meteorológicas extremas, a menudo relacionadas con el cambio climático, agravan el problema, aumentan los costes de la energía y dañan las redes eléctricas.
«Las instalaciones sanitarias no conectadas a la red deben tener acceso a soluciones energéticas limpias y fiables», afirma Luciana Mermet, quien trabaja para el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo como responsable del Grupo sobre VIH y Salud del Equipo de Alianzas y Sistemas de Salud del Fondo Mundial. «Y no estamos hablando solo de soluciones para zonas rurales. Las zonas urbanas también pueden contar con redes eléctricas poco fiables. Si no se dispone de un acceso asequible y sostenido a la energía, habrá situaciones en las que se atiendan partos a la luz de las velas o no se puedan refrigerar los productos sanitarios necesarios para prestar asistencia».
Las mujeres que dan a luz en las zonas rurales se encuentran entre las más afectadas por estas deficiencias, según el informe de la OMS. Fue este problema el que impulsó a Annie Ninyesiga, presidenta del Club Rotario de Bwebajja (Uganda), a instalar un sistema solar en un centro rural de salud de su país. Su club obtuvo una subvención global de La Fundación Rotaria en colaboración con el Club Rotario de Aarau (Suiza), para financiar el proyecto de salud materno-infantil con un presupuesto de 76 000 dólares, que también proporcionó equipos médicos, una ambulancia y capacitación para trabajadores de la salud, miembros del equipo de salud de distintas aldeas y parteras tradicionales.
«Este centro atiende a una población muy numerosa en zonas de difícil acceso», afirma Ninyesiga. «Pensamos que era importante que las personas tuvieran acceso, al menos, a los servicios básicos de salud materno-infantil». Ella añade que la energía solar es superior a la red hidroeléctrica de la zona. «La energía hidroeléctrica no es fiable. Es intermitente», explica. «A veces ni siquiera se puede cargar un teléfono móvil. A veces proporciona luz pero no puede hacer funcionar ningún equipo».
Los paneles solares no solo mantienen las luces encendidas y los equipos en funcionamiento, sino que reducen las facturas de electricidad y la necesidad de generadores alimentados por gasolina, cara y poco respetuosa con el clima. De este modo, los centros de salud cuentan con más fondos para atender a los pacientes. Mediante la instalación de un sistema de energía solar en el Hospital Bienfaisance de Pignon (Haití), un proyecto de Rotary redujo significativamente los costes mensuales de gasolina del hospital, que ascendían a 4000 dólares.
Incluso en zonas donde hay pocos o ningún centro de salud, la energía solar puede llevar la asistencia sanitaria a la gente. Unos pocos paneles solares pueden permitir a un médico convertir una furgoneta o remolque en una clínica móvil para atender áreas remotas.
Revolucionando el almacenamiento de vacunas
La energía solar también está revolucionando el almacenamiento de vacunas. Muchas vacunas deben conservarse a temperaturas de entre 2 y 8 grados centígrados. La vacuna oral contra la polio puede conservarse a esta temperatura durante seis meses. En zonas con suministro eléctrico limitado o inexistente, o con frecuentes cortes de electricidad, los frigoríficos para vacunas suelen funcionar con queroseno. Solo pueden funcionar si hay combustible disponible, por lo que podría haber períodos en los que no se puedan almacenar vacunas. Además, este tipo de frigorífico a menudo refrigera de forma desigual, estropeando las vacunas que contienen.
En cifras
-
675 millones
Personas sin electricidad en todo el mundo
-
56 980
Kilómetros cuadrados de paneles solares, aproximadamente la superficie del lago Michigan, serían necesarios para abastecer de energía a todo Estados Unidos.
-
33 %
Porcentaje de electricidad solar en todo el mundo generada en China
«A veces el frigorífico no funciona perfectamente, el control es errático», señala Souleymane Kone, jefe de equipo del Programa Esencial de Inmunización de la OMS. «A veces, durante la noche la temperatura baja hasta -1 grados centígrados, y durante el día sube, exponiendo a las vacunas a un calor excesivo».
En 2015 Gavi, la Alianza para las Vacunas, unop de los aliados de Rotary en la Iniciativa Mundial para la Erradicación de la Polio, (GPEI por sus siglas en inglés), descubrió que hasta el 90 % de los centros de salud de algunos países estaban equipados con frigoríficos viejos, obsoletos o rotos. Desde entonces, GAVI, Unicef (otro miembro de la GPEI) y otras organizaciones sin fines de lucro se han centrado en facilitar la transición a frigoríficos solares de accionamiento directo. Presentados por primera vez en 2010, estos frigoríficos se alimentan directamente del sol sin utilizar baterías. La energía solar congela agua u otra sustancia congelable para crear un «banco de hielo» en el interior de la unidad que mantiene la temperatura adecuada cuando se pone el sol. Con un precio de alrededor de 4000 dólares, uno de estos frigoríficos puede mantener las vacunas frías durante tres días o más sin necesidad de que haya sol.
«Para nosotros es fundamental, sobre todo cuando se trata de aumentar la cobertura de las campañas de inmunización sistemática, contar con una capacidad suficiente de almacenamiento de la cadena de frío a todos los niveles, incluidas las zonas remotas, incluidos los lugares donde se producen frecuentes fluctuaciones del suministro eléctrico», afirma Anahitta Shirzad, especialista sanitaria del programa de cadena de suministro de vacunas del UNICEF.
«Los frigoríficos solares de accionamiento directo son muy, muy útiles», afirma Shirzad. «Han hecho posible [nuestro objetivo de] llegar a los excluidos. Nos estamos acercando a la recta final».
La tecnología solar de accionamiento directo funciona mejor con motores como los utilizados en ventiladores o bombas, mientras que muchas instalaciones que alimentan edificios enteros utilizan baterías solares para almacenar el exceso de energía. En Alokpatsa, la instalación solar del club rotario permite hacer funcionar una bomba de agua, un esterilizador y un frigorífico que almacena vacunas para otras dos instalaciones de la zona. También alimenta un aparato más humilde, pero bienvenido: una plancha.
«Cuando se encendieron las luces, pude planchar mi uniforme», recuerda Addy. «Ahora todo el mundo en la comunidad me considera un profesional. Me sentí tan feliz. Ni siquiera sé cómo expresarlo».
Este artículo fue publicado originalmente en el número de junio de 2024 de la revista Rotary.
El Grupo de Acción de Rotary de Sostenibilidad Ambiental puede proporcionar a los clubes rotarios soluciones de energía solar y sugerir formas de involucrarse.
Artículos relacionados
Una brecha en la energía solar (en inglés)
Blog Rotary Voices: Cargadores solares para móviles ayudan a los ucranianos (en inglés)