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Una atrevida petición transforma escuelas sudafricanas

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A veces las alianzas requieren tiempo, pero sus resultados pueden ser notables. Dos clubes rotarios de Sudáfrica y Estados Unidos podrían no haber colaborado nunca de no ser por un entusiasta emigrante que trabajaba en un hospital de Jackson Hole. Pero el resultado de su alianza es extraordinario: una reforma por valor de 540 000 dólares de las instalaciones de once escuelas sudafricanas que beneficia a más de 7 200 alumnos cada año.

Julia Heemstra, trabajadora de la salud en Wyoming (EE.UU.), quien vivió en Sudáfrica, informó en una reunión del Club Rotario de Jackson Hole sobre la escasez de agua que sufren muchos sudafricanos. En su discurso, mencionó que en su próximo viaje a Sudáfrica planeaba llevar consigo tantos purificadores de agua manuales como le cupieran en el equipaje.

«Lo que hice fue poner filtros de agua en mis maletas y luego me dirigí a los municipios y trabajé con las escuelas para distribuirlos», explica Heemstra. «Decidí hablar con Rotary al respecto. Al final de la reunión, los rotarios se me acercaron, abriendo sus talonarios de cheques, y diciendo: ‘¿Cuánto dinero necesitas? ¿Y a nombre de quién hago el cheque?’»

Los socios de Jackson Hole estaban ansiosos por hacer más, y Heemstra los ayudó a ponerse en contacto con el Club Rotario de Grahamstown (Sudáfrica). En ese momento, los socios del club de Grahamstown estaban trabajando con la cercana Escuela Secundaria Ntsika, que atiende a unos 760 estudiantes de edades comprendidas entre los 12 y los 20 años. Las instalaciones sanitarias de la escuela prácticamente no funcionaban y el acceso al agua era limitado. 

«No contaban con un suministro de agua constante. Cuando se interrumpe el suministro de agua, las escuelas tienen que cerrar», afirma Stuart Palmer, ex gobernador de Wyoming y principal recaudador de fondos para los proyectos. «Sin agua, no puede haber escuela. Veíamos cómo los niños se quedaban sin educación».

La escuela Ntsika solo disponía de ocho retretes que se atascaban con frecuencia. Peor aún, un depósito de aguas residuales desbordado había creado un barrizal a su alrededor.

La cocina de la Escuela Secundaria Mary Waters antes de la renovación (izquierda) y después de la renovación (derecha).

Fotografías: Gavin Keeton

«Nos dijeron que reparar las instalaciones costaría un millón de rands, unos 80 000 dólares estadounidenses de la época», explica Gavin Keeton, expresidente del club de Grahamstown. «Eso ya representaría un proyecto mucho más grande que cualquier otro que hubiéramos emprendido. Pero luego, cuando analizamos detenidamente el proyecto, nos dimos cuenta de que iba a costar el doble».

Entonces entraron en escena los hábiles recaudadores de fondos de Jackson Hole. Junto con el club de Grahamstown, solicitaron a La Fundación Rotaria una subvención global de 109 000 dólares, a lo que hay que añadir los 48 000 dólares recaudados en otras contribuciones, incluidas las realizadas por clubes y la notable cifra de 20 000 aportada por personas no afiliadas a Rotary. Un cambio en el tipo de cambio hizo que el proyecto fuera más asequible. El club de Grahamstown se puso manos a la obra, instalando depósitos de agua, reparando los canalones y el sistema de alcantarillado, y remodelando por completo la cocina y los sanitarios de la escuela Ntsika. 

«Sencillamente, ellos hicieron todo lo que podíamos necesitar», señala Madeleine Schoeman, exdirectora de Ntsika. «Incluso colocaron espejos en los baños. No pensaba que los espejos fueran tan importantes, pero han marcado una enorme diferencia para nuestros niños. Como a la mayoría de los jóvenes, les encanta saber si siguen teniendo buen aspecto».

El éxito del proyecto hizo que los rotarios se mostraran aún más ambiciosos. En 2021, varios distritos colaboraron en una subvención distrital por un monto de 34 000 dólares para mejorar los sistemas de suministro de agua en diez escuelas de la zona. La subvención proporcionó depósitos de agua, filtros y bombas para las escuelas y pagó los gastos de reparación de fugas y la conexión de los nuevos depósitos al suministro municipal de agua. En diciembre de 2021, Jackson Hole volvió a colaborar con Grahamstown, esta vez mediante una subvención global que proporcionó fondos suficientes para remodelar por completo los sanitarios y las cocinas de siete escuelas.

Un bloque de retretes de la Escuela Secundaria Khutliso Daniels antes de la renovación (izquierda) y después de la renovación (derecha).

Fotografías: Gavin Keeton

«Cuando empezamos a oír hablar de los problemas de saneamiento en las escuelas, pensamos: 'Ya hemos llevado a cabo con éxito un proyecto de saneamiento y tenemos siete u ocho escuelas más con los mismos problemas'», recuerda Ken Small, socio del club de Jackson Hole y exgobernador de distrito. «Así que dijimos: ‘Bueno, hagamos otra escuela’. Y para evitar la fatiga de tener que presentar siete u ocho solicitudes, nos dijimos: ‘Vayamos a por todas’. Comenzamos a trabajar en una subvención para las siete escuelas».

El resultado fue la mayor subvención global de Rotary jamás otorgada a un club o distrito en Sudáfrica. Con un total aproximado de 7,6 millones de rands (400 000 dólares), la subvención sufragará importantes obras de renovación. Cada escuela dispondrá de nueva fontanería, nuevos aseos, azulejos y espejos, y sus cocinas serán renovadas. Se están instalando rejas y puertas de seguridad para evitar el vandalismo. Para mantener las instalaciones en buen estado, se está impartiendo capacitación sobre mantenimiento a miembros del personal y padres voluntarios.

«Presenciar este increíble cambio: no solo el agua, sino el lavado de cara en todas esas escuelas», asegura Palmer. «Es impresionante».

La subvención global incluyó 270 000 dólares con cargo al Fondo Distrital Designado y contribuciones de los socios de Rotary, además de 39 000 dólares procedentes del Fondo Mundial de La Fundación Rotaria. El resto fue donado por personas no afiliadas a Rotary. «Probablemente participaron un centenar de personas», afirma Palmer. 

El club de Grahamstown comenzó las obras en julio de 2022 y planea finalizarlas en marzo de 2024. A medida que los resultados del proyecto se han hecho patentes, su impacto ha sorprendido incluso a sus financiadores.

«Calculo que más de 50 000 niños utilizarán esas instalaciones en los próximos 10 años», afirma Small «Es una contribución muy, muy grande».

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