Mitigación de una crisis ambiental en Mongolia
Un becario de Rotary pro Paz promueve el consenso entre los pastores de cabras para ayudarles a ganar un salario digno y proteger los pastizales.
Por Seoha Lee
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El pastoreo excesivo está convirtiendo en desierto gran parte de las otrora fértiles praderas de Mongolia, lo que hace aún más difícil que se ganen la vida los habitantes que dependen de las cabras de montaña. Este problema ambiental también está intensificando los conflictos en la región.
Ahora, Dongju Brandon Yu utiliza las habilidades que aprendió como becario de Rotary pro Paz y como director general de Le Cashmere, marca de productos fabricados con cachemira de origen sostenible, para reducir el sobrepastoreo y alentar a los pastores a cooperar en lugar de competir por los pastos.
Muchas familias mongolas venden gruesos abrigos de invierno que fabrican con la cálida capa exterior de pelo que las cabras montesas pierden naturalmente en la primavera. Estas familias peinan a mano estas fibras para hacer cachemira.
Debido a las altas ganancias que obtienen los intermediarios, los pastores se han visto obligados a añadir cabras a sus rebaños y a usar áreas más grandes de los pastizales. Sin embargo, el sobrepastoreo y la desertificación hacen que la vida sea cada vez más difícil para los pastores.
Yu fue testigo de este ciclo mientras trabajaba como voluntario para la Agencia de Cooperación Internacional de Corea (KOICA) y vio a organizaciones de voluntarios y corporaciones plantar árboles para bloquear las tormentas de polvo amarillo causadas por la desertificación y que llegan a afectar, incluso, a los países vecinos. Pero Yu quería abordar la fuente del problema y ayudar a los pastores a ganar más dinero para que pudieran vivir sin recurrir al sobrepastoreo.
Para ello creó una cooperativa que garantiza a los pastores un generoso precio por su cachemira. También calculó el número de cabras que puede sostener cada año un prado de cierto tamaño y logró que los miembros de la cooperativa prometieran no criar un mayor número de cabras que ese y utilizar la técnica del pastoreo rotativo, práctica que utilizaban los antepasados de los pastores, mediante la que las praderas se dividen en tres secciones que se rotan para dar tiempo a que el pasto vuelva a crecer.
La cooperativa comenzó con solo seis familias pero ahora incluye a 292. Si bien el gobierno también ha dirigido campañas para reducir el pastoreo excesivo, esta ha sido más eficaz porque las familias locales pueden ver cómo les beneficia, y los líderes y colaboradores locales comprueban que ayuda a toda la comunidad.
Yu dice que aprendió este principio de trabajar con los interesados locales para resolver los problemas regionales durante sus estudios en el Centro de Rotary pro Paz de la Universidad de Duke, Carolina del Norte (EE.UU.)
"La palabra 'paz' pudiera parecer vaga. Pero quiero que piensen en la paz de manera más amplia", dice Yu. "En el origen de cada problema hay un conflicto, y el proceso para solucionarlos de manera definitiva es la construcción de la paz".
“En el origen de cada problema hay un conflicto, y el proceso para solucionarlos de manera definitiva es la construcción de la paz”.
Como voluntario de KOICA, Yu participó en las primeras etapas del proyecto "Keep Mongolia Green", emprendido por los rotarios coreanos, para reforestar zonas de Mongolia. Él fue testigo de cómo los socios de Rotary trabajaban en estrecha colaboración con la población local para identificar sus necesidades y asegurar la sostenibilidad del proyecto. Esto estimuló su interés por Rotary y descubrió las becas de Rotary pro Paz.
En el Centro de Rotary pro Paz de la Universidad de Duke, Yu estudió política de desarrollo internacional. Él eligió esa universidad porque cuenta con un sólido programa de empresariado social que se ajustaba a su deseo de resolver problemas a través de la actividad empresarial para asegurar la sostenibilidad.
Yu explica que aprendió a crear consenso entre personas con diferentes puntos de vista gracias a los intensos debates que se celebraban todos los días entre los estudiantes, los cuales eran expertos, activistas, investigadores y exfuncionarios gubernamentales.
"Todas las personas que conocí en el centro me sirvieron de inspiración", dice Yu. "Cuando empecé mi negocio en África, me asesoró uno de mis compañeros becarios pro Paz, y todavía sigo en contacto con ellos y aprendiendo de lo que hacen".
Yu señala que la beca también le ayudó en términos de apoyo social. Los becarios pro Paz suelen establecer relaciones estrechas con sus clubes anfitriones. Los anfitriones de Yu lo invitaron a participar en las actividades del club y viajaron varias horas para asistir a su graduación. "Me sentí como si tuviera padres en Estados Unidos", afirma. "Todavía seguimos en contacto".
Él anima a activistas y expertos de diversos sectores a postularse para el programa.
"La paz mundial puede lograrse cuando se produden movimientos al mismo tiempo en varios campos y varios niveles", concluye Yu.