Socios de Rotary proporcionan viviendas modulares en Ucrania
Asequibles y fáciles de instalar, las casas prefabricadas ofrecen cobijo y esperanza
La vida de Natalia Perehrestenko cambió para siempre el 16 de marzo de 2022. Ese día, un ataque ruso destruyó su casa en el pueblo ucraniano de Moshchun.
«La casa quedó destruida porque un proyectil impactó en la habitación donde vivía mi hija con mi nieta», explica. «Gracias a Dios, cuando la casa se incendió, ya nos habían evacuado».
Hoy, Perehrestenko y su familia están de vuelta en Moshchun. Incluso viven en sus propios terrenos, en una casa modular donada por socios de Rotary.
Distritos de todo el mundo utilizaron subvenciones de respuesta ante catástrofes por un total de casi 1 millón de dólares estadounidenses para donar 76 de estas pequeñas estructuras, la mayoría para Moshchun. La iniciativa genera empleo en Ucrania y es sostenible porque las estructuras pueden reutilizarse. Pero lo más importante es que las viviendas modulares han tenido un impacto rápido y significativo en la vida de las personas, ofreciéndoles esperanza.
La elección de Moshchun, que antes de la guerra tenía una población de unos 1500 habitantes, no fue arbitraria. Situado a unos 30 kilómetros al norte de Kiev, Moshchun sufrió daños catastróficos durante los primeros meses de la guerra. Casi el 85 % de sus edificios fueron destruidos y muchas personas perdieron la vida.
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Cuando los socios del Club Rotario de Kyiv-City comenzaron a hacer llamamientos a los distritos rotarios de todo el mundo para que contribuyeran a la reconstrucción de su país, entendieron que, para marcar una diferencia apreciable de inmediato, debían concentrar sus esfuerzos.
«Decidimos centrarnos en este pueblo para conseguir visibilidad y repercusión», afirma Sergii Zavadskyi, secretario ejecutivo/director del Club Rotario de Kyiv-City (Ucrania) y coordinador del proyecto. «De lo contrario, sería difícil llevar a cabo el proyecto desde el punto de vista logístico: entregar viviendas en distintos lugares y generar un impacto real en múltiples lugres».
Otros socios de Rotary de todo el mundo se dieron cuenta de que este pueblo podría servir de ejemplo para iniciativas similares en otros lugares de Ucrania. Eso es lo que llevó a los socios del Distrito 7910, Massachusetts (EE. UU.) a donar dos casas modulares.
«Moshchun es un modelo», señala Roy Balfour, socio del Club Rotario de Shrewsbury, Massachusetts, y presidente del Comité Distrital de La Fundación Rotaria del Distrito 7910. «De hecho, la cuestión no es solo cómo reconstruir Moshchun. La cuestión es, ¿cómo reconstruir Ucrania?»
Una manera de hacerlo es mediante viviendas modulares. Estas unidades prefabricadas son un elemento importante de las labores de reconstrucción por varias razones. La mayoría cuestan solo 12 500 dólares e incluyen lo básico para una familia de cuatro personas: una sala de estar, una cocina, un baño con inodoro y ducha, y literas para dos adultos y dos niños.
Las casas modulares tienen muchas ventajas sobre las de nueva construcción. Pequeñas y ligeras, se ensamblan en fábricas antes de ser enviadas a los lugares donde se utilizarán. Una vez allí, una grúa puede colocarlas fácilmente en su sitio. Al no requerir trabajadores cualificados para su montaje in situ, son ideales para lugares en los que hay que reconstruir muchas viviendas de una sola vez.
«Estas personas necesitaban hogares y los necesitaban rápidamente», señala Howard Caskie, socio del Club Rotario de Limavady (Irlanda del Norte) y presidente del Comité Distrital de La Fundación Rotaria del Distrito 1160. «Si se construyeran de forma tradicional, no habría forma de construir viviendas en el plazo del que disponíamos. «Estábamos hablando de solo cuatro semanas para pasar de la nada a que estas personas vivieran en casas realmente buenas».
El distrito de Caskie donó dos viviendas para familias del área de Kiev. Una se destinó a una familia de cuatro personas y un módulo más grande a una familia de diez.
«Era una casa fantástica, realmente genial», dice Caskie. «No podía creer que se pudiera fabricar y ensamblar tan rápido».
Además de ser personalizables, las casitas son versátiles. En lugar de entregárselas directamente, cada casa se presta a una familia. Luego, una vez reconstruida la casa permanente de la familia, la vivienda modular puede reutilizarse.
«La vivienda modular pasa a la siguiente familia, o tal vez se convierte en un puesto médico o un aula», dice Balfour.
Las viviendas modulares también sirven como alternativa a los campos de refugiados para personas desplazadas, afirma Zavadskyi. Como los módulos pueden instalarse casi en cualquier sitio -incluso sobre sótanos y semisótanos ya existentes-, permiten a los residentes permanecer en sus propios terrenos o cerca de ellos.
«Antes, la principal medida utilizada en pueblos y ciudades para las personas que perdían su vivienda era alojarlos en campamentos», afirma Zavadskyi. «Pero pensamos que para Moshchun no era una buena solución, porque todos sus vecinos deseaban alojarse cerca de sus parcelas. Además, si levantas un campamento, tienes que organizar un suministro especial de electricidad para 100 casas o más, así como un sistema para el suministro de agua. Se trataría de un proyecto realmente grande».
La mayoría de los beneficiarios obtienen agua de sus propios pozos, pero el suministro eléctrico representa un problema. Las casas se calientan con paneles cerámicos eléctricos, pero como la luz falla a menudo, los residentes necesitaban generadores de reserva. Zavadskyi no tardó en hacer un llamamiento internacional para conseguir donaciones.
«Sufrimos grandes problemas con los apagones, sobre todo en las zonas rurales», afirma. «Por eso organizamos proyectos adicionales para suministrar generadores a cada familia que recibió un módulo. Ahora, la mayoría de estas familias tienen generadores, por lo que son independientes. Si no hubiera suministro eléctrico, el generador puede -en una situación de mucho frío- proporcionar la electricidad para la calefacción».
Balfour señala una ventaja más de las viviendas modulares: No solo ayudan a sus beneficiarios. Puesto que se construyen en Ucrania, además de cobijo, proporcionan trabajo.
«La palabra ‘sostenible’ se usa mucho en Rotary, y esto es lo que yo llamo sostenible», señala Balfour. «Es un sistema sostenible mediante el cual los ucranianos pueden ayudar a reconstruir no solo un pueblo, sino también el resto del país. Pueden usar este mismo sistema para reconstruir otros pueblos, y tal vez algunas de estas mismas viviendas».
Perehrestenko y su familia recibieron su vivienda modular en septiembre de 2022. Ella dice que lloró de alegría cuando regresó a su parcela y encontró la casita ya instalada.
«Sentimos una sensación increíble cuando vimos en el patio, donde antes no había nada, una casa para nosotras», recuerda. «Felicidad. Lágrimas de alegría. Sin duda, nos dio fuerza».
Armada con ese nuevo optimismo, ahora está haciendo planes para reconstruir su vivienda.
«Ya no sentíamos esa sensación de desesperación y de no saber qué hacer», explica. «Cuando recibimos la vivienda, fue como si nos diera fuerza para comenzar a trabajar limpiando los escombros del patio. Comenzamos a pensar en restaurar nuestra casa original. Antes, simplemente nos habíamos dado por vencidas y no queríamos hacer nada. Pero ahora nos sentimos ‘en casa’ y con energía en nuestro lugar de origen. Ahora es un lugar que nos da fortaleza».
Las donaciones de viviendas modulares de los clubes rotarios se financiaron mediante subvenciones de respuesta ante catástrofes.