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Un empresario de la energía solar se dedica a ayudar

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Días después de que el huracán Ida azotara Luisiana en agosto de 2021, Paul Shmotolokha siguió a la banda ganadora de un Grammy «Lost Bayou Ramblers» mientras los músicos recorrían los barrios devastados en una casa rodante. Observó con asombro cómo el concierto itinerante del grupo, que elevaba la moral, atraía a los residentes de las casas dañadas para escuchar melodías, bailar y refrescarse. 

Las unidades de baterías solares de su empresa proporcionaron la energía para los amplificadores e instrumentos de los músicos, y alimentaron el Wi-Fi comunitario y las estaciones de carga que ayudaron a miles de personas a conectarse con sus seres queridos. «Me emocionó descubrir el gran impacto que puedes tener en la gente», dice Shmotolokha. «Fue mi primera experiencia trabajando con una ONG [organización no gubernamental] sobre el terreno para ayudar a la gente, no para ganar dinero». 

Como director ejecutivo de una empresa de energía solar, Shmotolokha ha disfrutado de una larga carrera en telecomunicaciones y energía renovable que comenzó con la creación de mercados de televisión por cable y progresaron hasta el suministro de unidades de energía portátiles. Atribuye gran parte de su éxito e interés en servir a los demás al año que vivió en Chile como becario de Buena Voluntad de Rotary en 1991. «No puedo enfatizar lo suficiente lo formativo que fue ese año», afirma. «Comenzó mi viaje de aprender a caminar en los zapatos de otra persona». 

 

Paul Shmotolokha, exbecario de Buena Voluntad de Rotary, es director ejecutivo de una empresa que suministra generadores de energía solar en situaciones de catástrofe.

Image credit: Grant Hindsley

Shmotolokha creció en Thousand Oaks, California, y fue socio del club Interact de su escuela. Sus padres le contaron muchas historias sobre su huida de Ucrania durante la Segunda Guerra Mundial, lo que influyó en su decisión de estudiar relaciones internacionales en la Universidad de Georgetown, centrándose en la historia soviética y las políticas de la Guerra Fría de los Estados Unidos.  

Durante su último año en Georgetown, se enteró sobre las becas de Rotary y postuló a través del Club Rotario de Westlake Village en California. Eligió el Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile en Santiago porque le permitió usar su fluidez en español y continuar estudiando relaciones internacionales con América Latina. Se unió a otros cuatro becarios hospedados por el Club Rotario de Santiago, con los que viajó frecuentemente. 

Tuvo muchas oportunidades de debatir con compañeros que no compartían su visión del mundo. Los cursos se centraron en el diálogo, con una discusión grupal diaria. «Escuché las opiniones que me abrieron la mente y aprendí a ver desde una perspectiva no estadounidense», afirma. 

Tenía fondos para solo un año de un programa de maestría de dos años, por lo que se unió a su padre y su hermano para explorar oportunidades de negocios en una Ucrania recientemente independiente. Durante los siguientes años, ayudó a introducir la televisión satelital pagada en los países del antiguo bloque soviético. «Tenían sed de conocimiento y, con el satélite, podíamos llevarlo a cualquier parte», manifiesta. 

Shmotolokha (centro), un veterano del Ejército de los Estados Unidos, en Panamá para ejercicios conjuntos, y (segundo desde la derecha) con otros académicos en Chile.

En 1996, fue contratado por Metromedia International Telecommunications, una empresa estadounidense propiedad del magnate de la televisión John Kluge, para dirigir un grupo encargado de lanzar televisión por cable inalámbrica de bajo costo a apartamentos multifamiliares en Kazajstán, Uzbekistán y, más tarde, Kirguistán.

Asia Central fue una nueva experiencia. «Aprendí rápidamente que para tener éxito hay que respetar la cultura», asegura. «De lo contrario, te bloquearán. Eso es lo que les sucedió a mis predecesores. Llegaron con arrogancia. Entré con gran humildad, que había aprendido como académico». 

En 2003, pasó de expandir los imperios de las telecomunicaciones a venderles equipo. En Bellingham, Washington, dirigió una unidad en Alpha Technologies, que fabricaba sistemas de energía para compañías de banda ancha y telecomunicaciones. 

Una vez más, su beca y educación lo ayudaron. «Me sentaba al otro lado de la mesa con los brasileños y entendía sus problemas», afirma. «Aproveché mi experiencia como exbrcario de Rotary y el negocio se multiplicó por treinta». 

Suministro de generadores solares a Ucrania

Alpha Technologies finalmente adquirió OutBack Power, una marca líder en energía solar fuera de la red, que se convirtió en parte de una división que supervisaba Shmotolokha. Los sistemas de baterías portátiles que vendía usaban ácido de plomo. Pero Shmotolokha comenzó a observar la tecnología emergente de fosfato de hierro y litio y sabía que había llegado el momento de cambiar. El litio puede funcionar en ambientes calurosos, es más ligero y dura más tiempo. 

Paul Shmotolokha

  • Becario de Buena Voluntad de Rotary, Universidad de Chile, 1991  
  • Programa de desarrollo ejecutivo, London Business School, 2001 
  • Programa de liderazgo ejecutivo de telecomunicaciones, Escuela de Negocios Tuck, Dartmouth College, 2018

En 2019, fundó su propia empresa, New Use Energy, que suministra generadores y baterías solares. Las unidades livianas pueden cargarse mediante paneles solares, generadores o a través de la red eléctrica y trasladarse a ubicaciones remotas para suministrar horas de energía.  

Los generadores solares tienen ventajas sobre los que funcionan con gas. El combustible para hacer funcionar los generadores de gas puede ser escaso en situaciones de desastre o difícil de transportar a zonas remotas. Los generadores en sí mismos pueden ser peligrosos debido al riesgo de intoxicación por monóxido de carbono o incendios del motor que pueden ocurrir al derramar gas en un motor caliente. También emiten un ruido significativo y contaminación del aire. Después de que el huracán Laura azotara Luisiana y Texas en 2020, murieron más personas por intoxicación por monóxido de carbono que por el huracán en sí.  

Los principales clientes de la empresa provienen de las industrias de telecomunicaciones, gestión de emergencias y cine. Shmotolokha se puso en contacto con las agencias de socorro en casos de desastre, lo que finalmente lo llevó de regreso a Rotary. Heidi Rickels, rotaria en Montana, se puso en contacto con él en busca de mejores generadores para un proyecto que estaba lanzando para proporcionar energía portátil a los hospitales ucranianos con la ayuda de los clubes rotarios de Kharkiv New Level (Ucrania), y Evergreen, Colorado (EE. UU.).  

«Fue un momento fortuito», recuerda Rickels. «Me dirigía a casa en medio del frío terrible de Montana, pensando en la difícil situación de las personas en Ucrania que sufrían un frío invierno sin electricidad. Hice una búsqueda de Ucrania y generadores solares, y surgió Paul y su organización. Ha sido absolutamente fantástico trabajar con él». 

Shmotolokha espera ampliar sus conexiones con los clubes rotarios. Mientras tanto, continúa inspirándose en su año en Chile y se mantiene en contacto con otros exbecarios del programa. «Siempre hablamos de cómo nos cambió», declara. 

Este artículo fue publicado originalmente en la edición de agosto de 2024 de la revista Rotary.

Una donación a La Fundación Rotaria dirigida al Fondo de Respuesta ante Catástrofes ayuda a las comunidades en crisis en todo el mundo.

 


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