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Derribando muros

Leymah Gbowee ayuda a otras niñas y mujeres a descubrir su propio poder

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En 2011, la activista liberiana por la paz Leymah Gbowee se encontraba en Oslo (Noruega) esperando en una sala con algunos amigos antes de dar su discurso para el Nobel. 

Hasta ese momento, Gbowee había vivido en un campo de refugiados, trabajado como consejera para niños soldados y liderado un movimiento pacifista no violento que desempeñó un papel fundamental para poner fin a un sangriento periodo de guerra civil que duró 14 años en Liberia. Pero aún así, le preguntaron: «¿Y ahora qué harás?» 

«Mi respuesta fue simple», recuerda. «Acabo de ganar el Premio Nobel de la Paz. Me voy a jubilar a los 39. Dijeron: ‘No, todavía eres joven. Piensa.’ Lo único en lo que se me ocurrió en ese momento eran las niñas y la educación».

Leymah Gbowee será una de las oradoras principales en la Convención de Rotary International 2023. Acompáñanos en Melbourne para conectarte con otros socios y descubrir nuevas oportunidades a través de Rotary.

Ella fundó la organización Gbowee Peace Foundation Africa, que se centra precisamente en eso. Desde su creación en 2012, la fundación ha concedido más de 500 becas a jóvenes africanos, en su mayoría mujeres, para estudiar en África, Europa y Norteamérica. También ha proporcionado apoyo a escuelas de Ghana y Liberia que han beneficiado a casi 2000 estudiantes. La fundación ha realizado campañas para inspirar y capacitar a mujeres y jóvenes para que ayuden a mantener la paz en Liberia. La fundación ha ido más allá de las aulas para trabajar en el campo de la salud sexual y los derechos reproductivos, y ha producido programas de radio que fomentan el diálogo sobre la violencia de género.  

«Los estudios realizados han demostrado que si educas a una niña, educas a una nación», dijo Gbowee durante un evento en octubre para celebrar el décimo aniversario de su fundación. «Quería educar a Liberia. Quería educar a África Occidental. Y quería educar a toda África». 

Todos esos deseos surgieron directamente de las experiencias vitales de Gbowee. Acababa de terminar el bachillerato y pensaba estudiar medicina cuando empezó la guerra civil de Liberia en 1989. Su familia huyó de Monrovia, la capital de Liberia, y finalmente terminó en un campo de refugiados en Ghana. En 1991, regresó a Liberia. Después de que nacieran sus dos primeros hijos, se formó como asesora en casos de trauma a través de un programa de UNICEF. A continuación trabajó con ex niños soldados, mujeres que habían sido violadas y niños que habían presenciado los asesinatos de sus padres.   

Y ese era solo su trabajo diurno. Después de involucrarse con la Red de África Occidental para la Paz, ayudó a establecer la Red de Mujeres para la Paz de la misma y pasó sus noches trabajando como su coordinadora en Liberia. En 2003 organizó el movimiento «Women of Liberia Mass Action for Peace», que reunió a mujeres cristianas y musulmanas para manifestarse contra la guerra. Vestidas con camisetas blancas y pañuelos en la cabeza, las mujeres ayunaron, rezaron, organizaron protestas e incluso una huelga de sexo. Durante semanas, miles de mujeres se congregaron a lo largo de la ruta cotidiana de Charles Taylor, entonces presidente de Liberia, hasta que finalmente accedió a reunirse con ellas. Gbowee representó a las mujeres en esa reunión, y más tarde llevó a las mujeres a Ghana para manifestarse durante las conversaciones de paz entre Taylor y las fuerzas de la oposición. Cuando las conversaciones se estancaron, las mujeres bloquearon la sala de conferencias del hotel donde los delegados estaban reunidos para que no pudieran salir hasta que llegaran a un acuerdo. Frente a las autoridades que querían echarlas, amenazaron con desnudarse, lo que, según las creencias tradicionales, habría traído una maldición sobre los hombres. La biografía del Nobel de Gbowee califica la maniobra como «brillantez táctica» que «resultó ser un punto de inflexión decisivo para el proceso de paz». Taylor renunció en cuestión de semanas.

En 2011, Gbowee recibió el Premio Nobel de la Paz junto con la presidenta de Liberia Ellen Johnson Sirleaf, la primera mujer elegida jefa de estado de África (a quien Gbowee había ayudado a elegir) y la activista por la paz yemení Tawakkol Karman. Las tres fueron galardonadas «por su lucha no violenta por la seguridad de las mujeres y por el derecho de estas a participar plenamente en la labor de consolidación de la paz».

En octubre, como parte de la celebración del décimo aniversario de su fundación, Gbowee organizó un evento en línea para Gbowee Peace Foundation Africa-USA, organización que apoya su labor en Liberia. El evento contó con la participación de varios premios Nobel de la Paz, así como celebridades como Sheryl Sandberg, Chelsea Clinton y Angelique Kidjo. Durante una charla virtual, Gbowee y la presidenta de Rotary International, Jennifer Jones, intercambiaron ideas sobre la importancia de educar y empoderar a las niñas y las mujeres. Esta es una versión resumida de su conversación. 

Leymah Gbowee: A menudo, cuando crecemos, escuchamos que la clave es la educación. Mi padre a menudo nos decía: «No les voy a dejar nada. No tengo una herencia que dejarles. Lo que sí tengo que hacer es asegurarme de que reciban una buena educación». 

Jennifer Jones: Hace solo un par de semanas, estaba en Uganda, en el asentamiento de refugiados de Nakivale, sentada con mujeres de varios países, visitando algunas de las escuelas que han construido. Hablar con el director y las chicas, si tienen la suerte de terminar la escuela primaria, eso es una cosa. Si ingresan a la escuela secundaria, se reduce la tasa de embarazos infantiles al igual que el número de matrimonios infantiles. Eso no es solo en esa área, eso es en tantas áreas diferentes.  

También entendemos lo que la educación significa para los niños, esto no se trata de beneficiar a uno a costa del otro. Se trata de cómo hacer avanzar a ambos, para que los chicos jóvenes sepan cómo tratar a las chicas jóvenes y cómo elevarnos los unos a los otros.  

Si tienes una niña educada, si la empoderas, la empoderas para que se convierta en una mujer empoderada, y para que sea capaz de cuidar y nutrir a los que la rodean.  

Gbowee: Estoy sentada y sonriendo porque, como parte del trabajo que estamos haciendo en Liberia, hemos decidido crear un espacio sostenible para las niñas. La idea es educarlas, pero también crear un entorno en el que puedan desenvolverse. Pueden ir a la escuela, pero también aprender otras habilidades para convertirse en ciudadanas productivas.  

Volviendo a las estadísticas de las niñas en la escuela primaria, y luego en la escuela secundaria, y luego en la universidad, creo que esta es la visión de lo que hacemos en GPFA [Gbowee Peace Foundation Africa]. Nuestro mantra es «empoderar para inspirar». Empoderamos y ayudamos a las jóvenes para que la próxima vez puedan inspirar a otras a decir que no solo quieren ser alumnas de sexto curso; quieren ser alumnas de noveno curso, quieren ser alumnas de decimosegundo curso.  

Estas son las cosas que derribarán las barreras. Ya no se trata de romper el techo de cristal. Creo que se trata de apuntar directamente a la luna. Y si fallas, aterrizas entre las estrellas. En varios años, veremos más mujeres como Jennifer Jones y Leymah Gbowees, no solo en África, sino en otras partes del mundo.  

Mencionaste tu visita al campo de refugiados, y siempre me conmueve mucho cuando la gente habla de ir a campos de refugiados. Cuando comenzó la guerra, mi familia fue al asentamiento de refugiados de Buduburam en Ghana. Yo había terminado el bachillerato, pero mis sobrinos estaban en la escuela primaria en el campo de refugiados. Así que entiendo todas estas cosas: vivir en condiciones de hacinamiento, no tener esperanza, ser detenido. Ahora es el momento de pedir paz y justicia en un nuevo orden mundial.  

Jones: En el mismo campamento en el que estuve, tuve la oportunidad de sentarme a hablar bajo una vieja tienda de campaña deshecha con veinte mujeres. La mayoría había llegado allí en el último año, huyendo de su país: sus maridos habían sido asesinados, perdieron a sus hijos mientras caminaban y durmieron en los matorrales para llegar hasta allí. Es algo que le ocurre a demasiada gente. Solo les hice una pregunta. Les pregunté: «¿Qué necesitan?». Ninguna pidió dinero. Todas pidieron una oportunidad. Creo que eso es muy importante. Cuando les pregunté: «¿Qué tipo de oportunidad buscan?», respondieron: «Quiero poder crear productos para poder vender algo, tener dinero y así alimentar a mi familia y educar a mis hijos». Había una línea directa.  

Una gran parte de nuestra labor como organización, consiste en identificar esas necesidades, y en lugar de imponer a la gente lo que creemos que necesitan, preguntarles. Una gran parte de la paz consiste en escuchar y comprender cuál es la necesidad, y luego colaborar, buscando juntos el camino a seguir. 

Gbowee: Teniendo a alguien como tú en una posición de liderazgo tan importante, y con esa mentalidad, sin duda vamos a hacer grandes cosas juntos. Esta es, en realidad, la labor que he estado haciendo como activista, como defensora de los derechos humanos. Independientemente de dónde se encuentre la gente, ya sea un campo de refugiados en Uganda o Polonia, o un refugio en Ucrania, no vengan a decirle a las personas que esto es exactamente lo que creen que necesitan. 

Creo que ese tipo de respeto es el primer paso hacia la paz. Creo que acabar con las guerras es una cosa, pero la paz no es solo acabar con las guerras. Es crear un entorno en el que todos sentimos que somos humanos, que pertenecemos a él, que este mundo existe gracias a personas como nosotras.

«Le digo a la gente que no soy el estereotipo de chica africana».

La clave de todo lo que has dicho es la noción de respeto y de libertad de elección. En la mayoría de los casos, cuando las personas son refugiadas, especialmente las mujeres y las niñas, es muy difícil para ellas elegir si quieren ir a la escuela, cuántos hijos quieren tener, en qué programa de empoderamiento económico quieren estar. Podemos dar también a las mujeres la libertad de contribuir a la paz, la justicia y el desarrollo en sus comunidades a distintos niveles. 

Jones: Creo que tenemos que aprender de lo que hemos pasado durante los últimos dos años, y durante la pandemia en particular. Ha sido un acontecimiento global que nos ha hecho cuestionar nuestra forma de existir. Cada hombre, mujer y niño del planeta tuvo que pasar por lo mismo. Nadie podía escapar de la realidad de la pandemia. Creo que esto ha dado lugar al tipo diferente de liderazgo que necesitamos ahora: liderazgo empático, liderazgo compasivo, liderazgo fuerte, liderazgo desde la empatía. 

Algunas de las personas más brillantes que he conocido son las que han tenido que luchar más y, sin embargo, de un modo u otro, comprendieron que había algo mejor. La esperanza es algo que podemos darnos los unos a los otros. Creo que eso es un gran regalo para una niña que está sentada ahora mismo intentando soñar sus sueños más increíbles. Crecí en un lugar de privilegio, teniendo comida en la mesa y padres que me amaban. Me dieron el regalo más grande al inculcarme el sentido de soñar y de no esconder mis talentos. Por eso quiero que esa niña sepa que no debe dejar que nadie le marque el camino. Crea oportunidades en la medida de lo posible. Para esa niña, quiero que sepa que hay un mundo ahí fuera, y creo que nos corresponde a todos ayudarla a alcanzarlo. 

Gbowee: Jennifer, lo que más me alegra de conocerte y de colaborar contigo es que juntas podemos unir fuerzas, sumar recursos y crear ese tipo de entorno para muchas chicas jóvenes. Hace diez años, cuando emprendí este viaje, esto era lo que me interesaba: ¿Qué puedo hacer para que el mayor número posible de mujeres jóvenes empiecen a verse a sí mismas fuera de su situación actual? Cuando me escuchas hablar de apuntar a la luna, aterrizar entre las estrellas, ese es el sueño. Yo crecí en un entorno en el que éramos cinco hermanas. Mi abuela siempre nos dijo que nadie haría las cosas por nosotras. Mi madre siempre nos dijo que nadie haría las cosas por nosotras. Teníamos que hacerlo por nosotras mismas. Le digo a la gente que no soy el estereotipo de chica africana. Ellas me dijeron que si quería volar, podía volar. Estoy muy agradecida de que vayamos a ayudar a muchas mujeres jóvenes a volar.

Este artículo también será publicado en el número de abril de 2023 de la revista Rotary.


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