Cómo consolidar la paz en un territorio fracturado
Durante una reunión donde se congregaron cerca de 50 adolescentes en la región occidental de Galilea en Israel, los estudiantes se agruparon en parejas y se les pidió que identificaran sus semejanzas y diferencias. Aunque la mitad de ellos eran judíos y la otra mitad árabes, ninguno de ellos mencionó esa distinción aparentemente obvia. Cuando se les preguntó por qué, le dijeron a un moderador: «Todos somos humanos».
La reunión, en la que participaron estudiantes de cuatro escuelas de Jerusalén y Galilea occidental, fue parte de un programa de educación para la paz diseñado y dirigido por Arik Gutler Ofir, exbecario de Rotary pro Paz. Esta iniciativa implementada por el Club Rotario de Jerusalén recibió fondos de una subvención global de 2016 de la Fundación Rotaria y es solo una de las muchas iniciativas de consolidación de la paz organizadas por el club.
Los estudiantes se alojaron en las casas de sus compañeros y aprendieron sobre sus comidas, música y culturas. El proyecto tuvo tanto éxito que cuando se agotó el dinero de la subvención, una junta educativa local integró la iniciativa –que había sido copatrocinada por el Club Rotario de Mönchengladbach, Alemania, y apoyada por los clubes y distritos de Rotary en Australia, Alemania y los Estados Unidos– en el plan de estudios de educación cívica.
«Cuando reúnes a niños de ambos lados para que se conozcan, creas una situación en la que el otro no es un enemigo», dice Dan Shanit, un ex médico clínico, investigador y desarrollador de programas que se ha desempeñado como presidente del club de Jerusalén en dos ocasiones, la última en 2021-2022. «Los enemigos son anónimos. No tienen rostros. Lo que quieres es conocer los rostros de las personas».
Desde sus inicios, el Club Rotario de Jerusalén se ha centrado en la paz. El club fue fundado en 1929 durante un período en que la región, incluido el futuro estado de Israel y lo que se convertiría en los territorios palestinos ocupados en Gaza y Cisjordania, estaba bajo dominio colonial británico. La mayoría de los socios fundadores eran de la élite británica de la ciudad. En la actualidad, el club sigue celebrando reuniones en inglés.
Consejos sobre la consolidación de la paz para los clubes
El Club Rotario de Jerusalén centra su energía y su recaudación de fondos en la educación para la paz de los jóvenes árabes y judíos y en la ayuda humanitaria para los niños palestinos. «Es nuestra especialidad», dice Dan Shanit, expresidente del club y ex subdirector general y director médico del Centro Peres para la Paz y la Innovación. «Espero que siga siendo así». Shanit tiene este consejo para los clubes en lugares de conflicto que buscan generar un impacto en la consolidación de la paz:
- Establezcan colaboraciones con organizaciones de atención médica para proporcionar ayuda médica a las personas del otro lado del conflicto. La ayuda médica es un excelente instrumento para salvar las divisiones porque es difícil que cualquiera de las partes la rechace.
- Expongan a los niños a las ideas y valores de la paz y la coexistencia desde una edad temprana, antes de que desarrollen prejuicios.
- Apoyen proyectos que reúnan a los niños de ambos lados del conflicto para que se conozcan.
Durante décadas, sus socios se han reunido en el YMCA Internacional de Jerusalén. Con sus elegantes arcos, cúpulas y torre, el edificio es un punto de referencia de la ciudad y un lugar para encontrar intereses en común. Los socios árabes y judíos se unieron rápidamente y en cinco años, el club tuvo su primer presidente no británico, D.G. Salameh, un árabe que había sido vicealcalde de Jerusalén. Al año siguiente, León Roth, un profesor judío de filosofía, se convirtió en presidente.
La capacidad del club para servir como un lugar donde personas de todas las religiones, etnias y opiniones políticas pudieran encontrar intereses en común se puso a prueba durante la guerra que provocó la retirada de los británicos y la creación del estado de Israel en 1948. Los combates dividieron la ciudad entre el control israelí y árabe, con los árabes al este y los judíos al oeste y las barreras entre ellos. El YMCA estaba en el lado israelí de la ciudad.
«Cuando terminó la guerra, Jerusalén se dividió», dice Shanit. «La mayoría de los socios árabes habían vivido en los barrios ricos en el lado oeste de la ciudad y fueron expulsados o huyeron». Como resultado, el club perdió a sus socios árabes.
La guerra regresó en 1967 cuando Israel atacó a los estados árabes vecinos y conquistó Jerusalén Este, junto con los territorios árabes de Cisjordania, la Franja de Gaza y los Altos del Golán, y sometió a los palestinos a la ocupación militar. Jerusalén estaba completa de nuevo, y la gente podía viajar libremente. Pero el club rotario que se había formado en Jerusalén Este pronto se disolvió, y los palestinos allí no querían unirse al Club Rotario de Jerusalén, ubicado en el lado occidental israelí de la ciudad.
Rizek Abusharr, de 86 años, quién escuchó hablar de Rotary por primera vez mientras trabajaba en el YMCA como director de jóvenes en la década de 1950, dice que fue uno de los pocos socios árabes del club de Jerusalén cuando se afilió a él hace unos 40 años. Se sintió bienvenido y se convirtió en presidente del club (en 1987-1988) y director general del YMCA, un oasis en medio del conflicto entre Israel y los palestinos. «Afuera había ira y adentro había paz», recuerda. «Mantuvimos al YMCA y al club rotario por encima de la política, para que judíos, cristianos y musulmanes pudieran estar en pie de igualdad. De eso se trata Rotary.»
Pero no fue fácil.
«El trabajo más difícil del club fue ser el director del programa», dice Abusharr, quien permaneció como socio hasta que se mudó a California y se unió al Club Rotario de Claremont en 2007. «Tenías que encontrar un orador que no hablara sobre algo divisivo. Estábamos viviendo la Prueba Cuádruple de Rotary tanto como era humanamente posible».
Durante muchos años, el YMCA ha sido el hogar de lo que llamamos un «jardín de infantes de la paz», donde se enseña a los niños israelíes y palestinos sobre las vacaciones de cada uno en hebreo y árabe. El club de Jerusalén se convirtió en uno de los principales promotores de la escuela, proporcionando becas a las familias de los niños y construyendo un patio de recreo en el techo.
En medio del conflicto israelí-palestino, el club actualmente no tiene palestinos entre sus 22 socios, pero continúa siendo internacional, lo que refleja la presencia de organizaciones no gubernamentales y otras instituciones mundiales en la región para abordar el conflicto. Además de los nativos israelíes, el club cuenta con socios estadounidenses, holandeses, alemanes y nigerianos. Un socio se une a las reuniones en línea desde su casa en Hawái.
Y el foco del club sigue siendo la paz. En los últimos años el club ha puesto en marcha su iniciativa de educación para la paz dirigida a los jóvenes judíos y árabes, así como un proyecto que proporcionó asistencia médica a los palestinos. Con la ayuda de una subvención global, el club dispuso que los niños palestinos con problemas cardíacos congénitos recibieran cirugía cardíaca en un hospital de Jerusalén.
Este año, el club participó en un proyecto que proporciona capacitación en soporte vital avanzado para traumatólogos a cirujanos palestinos e israelíes en hospitales israelíes. La iniciativa, que cuenta con el apoyo de una subvención global, es una colaboración con el Proyecto Rozana, que presta asistencia a los niños palestinos enfermos y capacita a los profesionales de la salud palestinos. La subvención está patrocinada por el Club Rotario de Holon (Israel) y el Ciberclub Rotario del Distrito 7610 (Virginia), y cuenta con el apoyo de otros clubes de Israel, Australia, Canadá y los Estados Unidos.
La última iniciativa del club de Jerusalén es un espectáculo de teatro itinerante de cinco actores judíos y cinco árabes que actúan en las escuelas y en la calle, en ambos idiomas. Un club hermano, Wiesbaden-Kochbrunnen en Alemania, apoyó esta labor mediante la recaudación de fondos. «El teatro es la plataforma perfecta mediante la cual puedes transmitir un mensaje sobre cómo lidiar con el conflicto», dice Shanit.
Este artículo fue publicado originalmente en el número de septiembre de 2022 de la revista Rotary.
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